La producción y consumo de energía nuclear transfiere a la sociedad y a la naturaleza fuertes externalidades negativas no contabilizadas en los balances financieros de la industria nuclear. Los riesgos para la salud ciudadana y ambiental, el expolio permanente de capital monetario de carácter público, la concentración de poder económico y la subversión de la democracia política son quebrantos que actúan sobre la capacidad de los pueblos de decidir su futuro libremente.
Por otro lado, el tráfico marítimo en el Estrecho de Gibraltar de submarinos militares nucleares, de armamento nuclear y de residuos radioactivos, supone un peligro inadmisible para la población y el entorno marítimo-terrestre próximo.
El combustible nuclear es agotable, su tratamiento para ser utilizado en las centrales nucleares aumenta la dependencia externa de nuestro sistema energético. Los residuos de baja, media y alta actividad requieren de inversiones públicas millonarias para su almacenamiento y tratamiento, hipotecando la libertad y calidad de vida de las generaciones futuras.
El cambio climático está provocado por dos vectores interrelacionados, el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero y el aumento permanente del consumo energético. La energía nuclear puede actuar sobre el primero, pero no sobre el segundo. Sin embargo, el cambio en el modelo de generación de energía eléctrica, tanto de procedencia nuclear como de los combustibles fósiles, puede hacerse con inversiones monetarias muy inferiores en energías renovables y en eficiencia energética, las cuales tienen el valor añadido de ser autóctonas y de ser intensivas en la generación de empleo. Las externalidades de las renovables son fuertemente positivas, pues son intensivas en empleo, reducen las afecciones sobre el medio ambiente y limitan la concentración de los poderes político y económico.
La energía nuclear es un arma de la economía especulativa, las renovables cimentan la soberanía energética de los territorios políticos y favorecen la economía cooperativa.
Por estos motivos, con la firma de esta Declaración, apoyo:
1. La declaración institucional de todos los municipios de Andalucía como “Libre de Energía Nuclear.”
2. La firma de un acuerdo entre Marruecos, Reino Unido y España, implicando directamente a Gibraltar y Andalucía para la desnuclearización del Estrecho.
3. El establecimiento de un protocolo informativo de la situación nuclear de las bases militares extranjeras asentadas en el territorio andaluz, Gibraltar, Rota y Morón.
4. La no ampliación del cementerio de residuos nucleares de El Cabril.
5. La aprobación de una Ley de balance y contabilidad energética de Andalucía que establezca un sistema de evaluación permanente de la transición hacia un modelo energético más eficiente y renovable.
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Desde la responsabilidad y la solidaridad social e intergeneracional apoyo la declaración.