Guillermo y Gonzalo Naranjo.
A lo largo de los últimos años, España ha dedicado formidables esfuerzos económicos y políticos para convertirse en referente mundial del sector de las energías renovables. Estos esfuerzos han propiciado avances tecnológicos que ya se están utilizando en otros países, y que dentro de muy poco tiempo nos permitirán ofrecer energías renovables con precios inferiores a las fuentes de generación convencionales.
Es por esto que las empresas renovables españolas, representadas en su mayoría por pequeños y medianos empresarios, constituyen una importante amenaza en el medio y largo plazo para el oligopolio de las eléctricas tradicionales, que se ven forzadas a redistribuir su históricamente cautiva cuota energética, y en consecuencia, sus beneficios.
Este nuevo sector, que ha nacido y se sostiene gracias a inversiones privadas aún sin amortizar, se está encontrando con cambios de las reglas del juego a mitad de partido, incertidumbres que en gran medida son infundadas, y mensajes lanzados por el gobierno que provocan el pánico de empresarios e inversores, y que casualmente benefician al modelo energético insostenible en el futuro.
A continuación se plantean respuestas a parte de estas incertidumbres: ¿cómo se fija el precio de la electricidad?, ¿realmente las renovables incrementan el precio de la electricidad?, ¿son las renovables una alternativa sostenible a largo plazo?, ¿qué beneficios reales conlleva el modelo energético renovable?, ¿qué coste tendría no apostar por él?
1- Cómo se fija el precio de la electricidad.
Quizá muchos no sepan cómo se fija el precio de la electricidad en España; se determina por precio marginal, es decir la energía que se genera en una hora se paga al precio último de casación del último kilovatio generado para satisfacer la demanda de esa hora.
Las fuentes de generación que utilizan las centrales de producción eléctrica son muchas y con unos costes muy diferentes unos de otros.
Las primeros que dan su precio y cantidad de kw para una hora determinada son las centrales nucleares (que no se pueden apagar) y las hidroeléctricas; estas últimas son las fuentes de generación más baratas, ya que sus instalaciones están amortizadas hace años y su materia prima es una corriente de agua gratuita, por lo que les cuesta muy poco generar un kilovatio.
Después entran las renovables, (ofertando a precio cero, puesto que tienen preferencia, su combustible es gratis e ilimitado, y a cambio reciben una tarifa fija por kw producido) después las centrales térmicas, los ciclos combinados de gas, y así sucesivamente hasta que la demanda se cruza con la oferta.
El resto de kilovatios ofertados, más caros que el último aceptado, quedan en ese momento, fuera de la transacción.
El precio del Pool, o de casación, es el mismo para todos los kw, es decir, todas las plantas de producción, con independencia de cual sea su fuente de generación, que producen y venden su electricidad en esa hora, reciben el mismo precio, independientemente de sus costes de generación.
La diferencia de precio entre la primera planta que marca un precio para vender la electricidad y la última suele ser muy grande, todos han estado dispuestos a vender electricidad a cada uno de estos precios que han ido ofertando, pero el precio final que se paga por la electricidad de esa hora es, como se ha dicho, el último precio (es decir, la nuclear y la hidroeléctrica cobran lo mismo que la que produce electricidad con gas natural, que tiene que amortizar la planta, un combustible muy caro y unos gastos de operación y mantenimiento elevados).
Éste es el juego de las eléctricas de comprar y vender, cada hora de cada día de todos los días del año; lo que supone muchos miles de millones de kilovatios al año. Como las eléctricas tienen un mix de fuentes de generación, en unas Plantas (Hidroeléctricas / Nucleares) ganan muchísimo, y en otras (Gas), menos.
2- Qué papel tienen las renovables en la fijación del precio
Ahora vienen las renovables. Pues bien, las renovables reciben una prima por cada kilovatio que producen y no entran al juego de casación que se ha explicado antes, simplemente la energía que producen tiene preferencia, o lo que es lo mismo, el precio que ponen de casación es 0, y a cambio reciben una tarifa por kw generado (que varía en función del tipo de renovable que sea, eólica, solar, biomasa, etc.).
Esto es especialmente lógico en el caso de la eólica y la fotovoltaica, ya que los costes variables de su operación son prácticamente cero (su combustible es gratis) y una vez construidas necesitan tan solo ser amortizadas.
3- Qué le ocurriría al precio de casación si no hubiera renovables
¿Qué consecuencia tiene que las renovables no hayan entrado en este juego de casación de la oferta y la demanda? Bien sencillo, que el precio de casación de la oferta y la demanda se ha reducido.
Como se ha explicado al principio, primero las nucleares, luego las hidroeléctricas, y a continuación y con preferencia sobre las siguientes, las renovables, las centrales de gas natural…, van dando su precio, hasta que se cubre la demanda; y las demás centrales de generación eléctrica se quedan fuera.
¿Qué instalaciones son las que se están quedando fuera del mercado? Lógicamente las instalaciones a las que no les merece la pena producir porque sus costes son superiores al precio que está dispuesto pagar el mercado.
Estas instalaciones son, principalmente, las que su materia prima es el carbón, el petróleo y el gas. Ni que decir tiene que son las que más contaminan, y las que obtienen más recursos del exterior para producir. Lo que significa que gran parte de sus costes acaban siendo ingresos en países como Arabia Saudí, Argelia, Libia, Venezuela…etc.
Pero no sólo salen perjudicadas las eléctricas que no consiguen vender su energía, sino también las que sí que venden su energía en esa hora, ya que si no hubiera renovables hubieran cobrado un precio superior.
Si en lugar de estar tras ellas las renovables ofertando a precio cero, hubieran estado las otras (los ciclos combinados de gas que se quedan fuera por haber ofertado un precio más alto), cuyo precio del Kw ofertado sería más alto, el precio del Pool también hubiera resultado mayor.
Para ser justos esto ocurre sobre todo en aquellas horas en las que más demanda eléctrica hay, (de 08:00 am a 22:00 pm); que es cuando se consume más del 70% de la producción de electricidad, tanto en verano como en invierno.
4- Conclusión: las renovables no incrementan el precio de la electricidad, sólo que el beneficio se reparte de otra manera
Es cierto, la factura renovable costó al sistema 6.500 millones de euros este año pasado, pero no es menos cierto que ha ahorrado al mismo un importe que supera esos 6.500 millones por haber bajado el precio de casación para todos los kilovatios producidos por el sistema.
Hay fuentes que hablan de que las renovables han ahorrado al sistema más de 4.000 millones de euros el año pasado, es decir, hicieron bajar el precio del Pool por valor de 10.500 millones a cambio de recibir 6.500 millones.
Por tanto, la incorporación de energías renovables no ha supuesto un incremento en la tarifa eléctrica. Lo que ha motivado es un recorte en el reparto de la cuota energética de las eléctricas tradicionales, además de en sus márgenes.
Veamos además, unas y otras a qué dedican estos ingresos:
– Las centrales de energía renovables dedican sus ingresos a pagar la industria que se ha creado en España, tecnología e innovación que queda dentro del país, que es además algo exportable a terceros países. España es una de las mayores potencias en energías renovables del mundo, por lo que dejar de apoyarla tendrá consecuencias muy negativas para el país.
– Con respecto a las centrales de generación tradicionales, gran parte de sus ingresos lo emplean en pagar materias primas que tienen que importar (gasolina o gas natural), con las consecuencias para el país de dependencia de terceros, de tipos de cambios de divisa, inflación, conflictos bélicos…
En consecuencia, las renovables internalizan el coste de generación de la energía más que las eléctricas tradicionales, lo que significa que más parte del negocio se queda en España, creando empleo, fomentando las exportaciones y pagando impuestos.
5- El futuro de las renovables, la hecatombre para las eléctricas
El futuro a medio y largo plazo del sector de las energías renovables en el mundo es indiscutiblemente prometedor e imparable, ya que es una energía limpia, la materia prima que utilizan es inagotable y gratis (sol, viento, biomasa, mareas…), y la electricidad es producida cerca del consumo.
En cambio, las energías tradicionales utilizan recursos que se están agotando, contaminan, su generación eléctrica esta deslocalizada con respecto a la demanda por las economías de escala que necesitan, teniendo que hacer inversiones multimillonarias en llevar la electricidad hasta donde es requerida.
La regulación que España haga en este sector determinará el papel que tendrá la industria española. Una regulación seria y estable, hará que España siga manteniendo el liderazgo, como lo ha venido siendo hasta la fecha, y en dos o tres años la industria renovable española podrá ofrecer kilovatios a precios similares o inferiores a las fuentes de generación convencionales.
En cambio si se opta por una visión cortoplacista y equivocada para atajar el déficit tarifario, provocará un parón en la industria española de este sector y volveremos a ser importadores de tecnología renovable, como lo somos de casi todo tipo de tecnología.
Nadie duda de que en unos años las empresas renovables, españolas o no, competirán con las compañías eléctricas tradicionales, pudiendo ofrecer a los consumidores finales de electricidad convertirse en auto productores y con formulas de financiación que no impliquen hacer desembolsos importantes para su instalación.
Un reciente estudio a partir de datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística concluye que instalando paneles solares en las cubiertas y tejados orientados al sur, se podría cubrir el 40% de la demanda nacional de energía.
6- Las empresas renovables son empresas pequeñas que les cuesta hacerse oir
En nuestro país se está viviendo una guerra silenciosa en la que las eléctricas tradicionales luchan por impedir que se les rompa el statu quo, lo que a la postre se traduciría en una significativa pérdida de su cuota de mercado.
En España hay muchos empresarios, españoles y extranjeros, que han hecho fuertes inversiones en un proyecto que, además de reportar beneficios, tiene un objetivo: la generación de electricidad limpia, sin que contamine, y por supuesto barata.
Este artículo basa sus argumentos en fundamentos económicos, sin hacer referencia al carácter medioambiental de esta energía. Sin embargo, la realidad de nuestro planeta nos está forzando a considerar alternativas a las fuentes de generación mediante combustibles fósiles.
¿Cuánto le cuesta a la Sanidad Pública las enfermedades pulmonares y de otros tipos causadas por el CO2 de la atmósfera? ¿Qué efectos tendrá sobre la economía el calentamiento del planeta? ¿Cómo afecta a la balanza de pagos el hecho de que el 60% de la energía que se consume en España se genere a partir de combustibles importados? ¿Qué cuestan los desastres naturales como el que está sucediendo en el Golfo de Méjico?
Desastres como el del Golfo de Méjico suceden con cierta frecuencia. En 2002, el Prestige se accidentó y vertió su carga de petróleo en las costas gallegas, resultando ser el tercer accidente más caro de la historia de la humanidad.
En 1989, el petrolero Exxon Valdez derramó una carga 11 millones de galones de crudo en Alaska, cuyos daños a la fauna que se produjeron en esta zona aún se siguen estudiando.
Todos estos factores no se tienen en cuenta al calcular el coste de producir energía con fuentes fósiles al comprarlo, de forma errónea, con el coste de las renovables.
No hay únicamente motivos económicos para plantearnos un nuevo modelo energético, nos estamos cargando el planeta; por mucho dinero que aporte BP para paliar los efectos del desastre del Golfo de Méjico, que será mucho; gran parte del daño no se solucionará, son especies animales y vegetales las que están siendo devastadas.
Somos responsables, de dejar este planeta en condiciones de habitabilidad para nuestros hijos, y por tanto, tenemos que tener claro dónde hay que invertir, en las energías que no se agotan, que no tienen impacto contaminante y a la que hay que apoyar para que en un plazo de muy pocos años pueda ser competitiva con el resto, sin necesidad de ningún tipo de ayudas.
Para conseguir esto, hacen falta que las reglas del juego que establezcan los gobiernos sean claras, estables y duraderas. Los cambios en los sectores que requieren grandes inversiones y largos plazos de recuperación de las mismas crean inseguridad e incertidumbre y ahuyentan las inversiones necesarias.
Desgraciadamente, esto es precisamente lo que no ocurre en España. Nuestro Gobierno, por un lado, saca pecho asegurando que España es un país que apuesta por las renovables, y por otro, se dedica a lanzar de un modo torticero mensajes bomba que paralizan al sector.
La única conclusión posible es que se están poniendo barreras a una industria que representa el futuro, en aras de preservar los beneficios de empresas que representan el pasado.
Publicado en www.lainformacion.com