Manuela Martínez / Leyendo las páginas salmones de El País, me topo con el artículo de opinión que Ángel Laborda titula “Salarios irremediablemente a la baja” e imagino: Laborda debe estar pensando en su salario o en el de quienes, como él, no necesitan mirar su cuenta corriente para comprobar si la nómina les da para llegar a fin de mes o si pueden realizar tal o cual gasto extraordinario. De otro modo, no se entiende tal afirmación.
Tampoco se entiende que, después de un análisis somero a las estadísticas oficiales sobre costes laborales y salarios, llegue a plantear que la recuperación de las rentas familiares, y con ella la del consumo, debería producirse por el alza del empleo y no de los salarios. Estableciendo una más que cuestionable correlación entre bajos salarios y creación de empleo.
Creo que Laborda construye con las estadísticas oficiales una realidad virtual que nada tiene que ver con lo que de verdad ocurre en nuestro mercado de trabajo y, más concretamente, en nuestras empresas. Cualquiera de nuestros delegados sindicales, que están en los centros de trabajo defendiendo con honradez, coraje y firmeza los intereses de sus compañeros y compañeras, podría sacarlo de su error.
¿Conoce el señor Laborda la calidad del empleo que se está creando? ¿Nadie le ha contado que hay trabajadores y trabajadoras con salarios muy por debajo del SMI gracias a los contratos a tiempo parcial de carácter involuntario? ¿Sabe que la mayoría de las empresas que han reducido salarios han destruido empleo? ¿No se ha enterado tampoco de que muchas empresas mantienen o incrementan sus beneficios a costa de bajar salarios? ¿Sabe que la inmensa mayoría de los descuelgues salariales y de convenio no son fruto de la negociación sino que se producen en pymes y micropymes sin representación sindical o con delegados sindicales “independientes” (es decir, puestos por la empresa)?… ¿De verdad no conoce los destrozos que está provocando la reforma laboral?
Sea desconocimiento o ideología, tenemos suficientes evidencias para argumentar que no es ese el camino para recuperar el consumo interno, claro que no, como tampoco para reactivar la economía. Por el contrario, lo que se necesita es que las familias mejoren su poder adquisitivo. Y esto pasa por recibir mejores salarios, pensiones dignas y garantizar servicios públicos esenciales y una protección social suficiente.
Porque, se lean como se lean las estadísticas oficiales, lo que está lastrando la competitividad de nuestras empresas no son los salarios, sino cuestiones como el precio de la electricidad o la inseguridad jurídica. Es tiempo, pues, de mejorar los salarios no de continuar con “las rebajas”, si creemos de verdad que la recuperación es posible.
Ahora bien, hablar de recuperación implica también tener en cuenta que las políticas de austeridad han provocado un progresivo aumento de la desigualdad y la exclusión social, que hace que muchos ciudadanos carezcan de recursos suficientes para atender sus necesidades básicas y las de sus familias. Y el Gobierno no puede hacer dejación de su responsabilidad y pretender que la beneficencia o la limosna protejan los estados de necesidad sobrevenidos como consecuencia de la pérdida de empleo, los recortes y las contrarreformas que ha impuesto por Real Decreto.
En este contexto, es urgente pasar a la acción y tomar medidas para crear y mantener el empleo y mejorar las condiciones laborales (entre ellas, el salario), ampliar la protección por desempleo y mejorar el nivel asistencial de protección, estableciendo un sistema estatal de renta mínima. Así lo plantea UGT en el documento: “Hacia un nuevo modelo económico y social en España: mejor economía, más y mejor empleo, más calidad de vida”.
Porque no creemos en lo irremediable y sí en nuestra capacidad de cambiar la realidad, vamos a defender nuestras propuestas contra viento y marea, pese a quien pese.
@Manuela_MJ