Francisco Garrido. La UEFA ha dado la voz de alarma: “un Estado, refiriéndose a Qatar, no puede desestabilizar el futbol europeo”. El Fair Play financiero aprobado hace unos años ha saltado por los aires y club como el PSG o el Manchester City ha reventado el mercado con dinero proveniente directamente te de fondos soberanos de dictaduras árabes, otros muchos clubs son ya propiedad de capital árabe , chino o ruso . Más allá de impacto futbolístico que tienen estas inversiones en la adulteración de la competición deportiva, la pregunta que nos asalta inmediatamente es ; ¿qué buscan las elites árabes y chinas en el futbol? .
Podríamos entender que los millonarios chinos , árabes o rusos buscan la notoriedad y los beneficios económicos que puede propiciar el futbol. Seguramente este es un buen motivo, pero resultad insuficiente si se comparan las tasas de beneficio de la inversión futbolística con la de otros sectores. Tampoco vale lo del lavado de “dinero negro”. Los fondos soberanos de Qatar no entienden de colores en un mercado financiero globalizado.
Aventuro una razón política; la entrada de las élites árabes y chinas en los imaginarios sociales dominantes en occidente. Detrás de esta elites están Estados poderosos y autocráticos; distinguir entre sociedad civil y sociedad política en China o en Arabia Saudí es una broma de mal gusto ( ya en occidente también empieza a serlo). Las elites árabes y chinas ya son parte de esa elite mundial que mal gobierna la globalización en mestizaje con las élites occidentales, pero están excluidas por completo de los imaginarios sociales modernos y democráticos dominantes. Ellos, por qué son “ellos” y no “ellas”, saben que sin uno presencia en determinados espacios de influencia social simbólica, su partencia a la elite será mucho más débil y vulnerables.
En una guerra de posiciones como la actual las élites árabes y chinas toman posiciones en los bastiones de la cultura de masas (en el cine y los video juegos esta pasando algo similar): pero esta tomas de posiciones se producen con la plena complicidad de las elites occidentales. Los jeques árabes o los magnates chinos son como “el primo de Sumosol “ de los capitalistas europeos o norteamericanos. Nada más hay que ver como envidia Trump a Putin. Pero no se trata, como dicen los racistas del “choque de civilizaciones”, de islamizar u orientalizar a la cultura occidental; no, el objetivo es compartido: mercantilizar toda relación social . El futbol y la cultura de masas son una de las puertas de entrada de los barbaros en el imaginario social. Nuestra elites, ávidas de plusvalía y ante la catástrofe inminente de la crisis ecológica , nos han traicionado.