Lo que está ocurriendo demuestra que las cosas siempre pueden empeorar. Creíamos que vivíamos en un estado de derecho y de bienestar raquítico, y estábamos en lo cierto; pero el gobierno del PP, nos muestra cuán lejos estábamos de lo peor. El PP esta desmontando todo la democracia española paso a paso: las comunidades autónomas, los sindicatos, la enseñanza y la sanidad pública, la asistencia social, la investigación, la televisión y la radio pública, los derecho de las mujeres y ahora le toca al sistema judicial. La inmensa mayoría de estas medidas no tienen nada que ver con la carestía en las cuentas públicas, es otra cosa, algo más parecido a “un golpe de Estado” subliminal que a un ajuste económico. El olor a azufre nos indica que Aznar , la FAES y Rouco Valera están cerca.
Convivimos muchos años, demasiados, con las miserias de la transición, mirando para otro lado mientras crecían las grúas. Ahora en que las grúas enmohecen vemos lo caro que sale lo barato, lo costoso que es la apatía ante los asuntos públicos. El gobierno del PP ha desplegado dos hijas de ruta: la hoja de ruta económica y la hoja de ruta ideológica. No son paralelas pero sin convergentes. Al final en la derecha todos los valores, más tarde o más temprano, acaban cotizando en Bolsa. La legitimación de esta doble hoja se encuentra en el discurso de tabla rasa y brocha gorda que muchos han adoptado, algunos incluso con pretensiones críticas: “todos son iguales”, “todo ha sido un desastre”, “este es un país de ladrones”…A muchos “se les va el niño con el agua sucia”, al PP no; pues su objetivo no es deshacerse del agua sucia, sino deshacerse del niño.
En esta estrategia doble la elaboración de una ley del aborto y las tasas judiciales. Hasta los jueces andan cortado carreteras. Desde la dictadura nadie ha amenazado de forma tan directa al Estado de derecho. Si la hoja de ruta económica supone una transferencia brutal de renta de pobres a ricos, la hoja de ruta ideológica implica una transferencia de derechos en la misma dirección. Cortocircuitar estas transferencias es la labor urgente de la izquierda social y política. La unidad no puede esperar, reconstruir es mucho más difícil que defender.
Cuando hace años avisábamos del saqueo impune de las oligarquías clericalfa$ci$ta$ y su corrupción masiva, junto con sus cómplices políticos (rojipardos triperos), pasamos de ser ‘poco divertidos’ a ‘radicales’ y acto seguido ‘locos’. Debíamos ser detenidos o, al menos, marginados y silenciados…
«¿Escuchas? Han llamado a la puerta.
AHORA VIENEN A POR TI».
http://www.youtube.com/watch?v=WQywx80gQp4