Mario Ortega / Defendíamos la democracia y el derecho a decidir, de todos y todas y sobre todo. Defendíamos la democracia, siempre la defendimos. La democracia es lo que se pone gravemente en juego cuando la crisis (metabólica del sistema capitalista) irrumpe con virulencia y es agravada por las políticas económicas neoliberales ejercidas al margen de las soberanías nacionales (esto lo digo para los que hablan de las banderas como problema en sí mismo, que les pregunten a los grupos indios de américa latina si no necesitan soberanía propia para preservar su medio y sus recursos).
Defendimos la democracia contra la reforma nocturna, alevosa y sin voto del 135 de la CE. Defendimos la democracia contra los recortes y las dos reformas laborales. Defendimos la democracia contra la amenaza de pasos atrás en los derechos de las mujeres sobre su cuerpo. Defendimos la democracia contra la corrupción generalizada del partido que gobierna y dice defender la CE del 78. Defendimos la democracia contra le ley mordaza (otra ley muy democrática ¿no?) Defendimos la democracia contra los grupos policiales con funciones de destrucción del adversario político, y así mucho más…
Consideramos el referéndum convocado ilegalmente por el gobierno catalán como no vinculante. No deseábamos una convocatoria cuyo resultado no podía ser vinculante dada la falta de reconocimiento por la otra parte afectada, el estado español.
La ilegalización fue establecida por un TC al que el gobierno del PP le otorgó además de sus contitucionales funciones legislativas (interpretación sobre la constitucionalidad o no de la legislación aprobada por las instituciones), funciones judiciales y consiguientemente de mando sobre el ejecutivo. De este modo se rompe uno de los principios básicos del estado democrático de derecho, la separación de poderes.
Lanzado el órdago independentista, a la vista de que en las elecciones que dieron lugar a la actual configuración del Parlament, y que los grupos independentista las consideraron plesbicitarias, obtuvieron mayoría parlamentaria aunque no electoral, y convocado sin pacto con el gobierno o el parlamento de España, era más evidente aún que el referéndum no podía ser de ninguna manera vinculante.
Lo que sí dijeron esas elecciones plebicitarias en Cataluña es que más del 80% del electorado quería votar sobre el modo en que quiere afrontar en el futuro las relaciones dentro o con el estado español. Ante este masivo apoyo a votar, a la consumación de un proceso democrático, era evidente que al menos el referéndum no pactado iba a ser una movilización más como las de las diadas.
Y en esto es cuando el gobierno de PP con el apoyo de C´s y el consentimiento del PSOE alienta contra Cataluña un «a por ellos». Los resultados los sabemos. Pérdida de credibilidad internacional de la democracia española, incremento del independentismo, despertar de los peores institntos tribales, muchas personas heridas físicamente y cientos de miles en su dignidad.
Nunca estuvimos a favor de la DUI, nunca. No somos independentistas. Lo que somos es radicalmente demócratas. Diálogo, acuerdo vinculante, debate abierto sin restricciones y voto. La democracia.
Visto de nuevo el ogro español enquistado como un alien en el régimen del 78, despertado por el aliento de unos (los de Rajoy y Rivera) y la torpeza (también antidemocrática) de otros (los de Puigdemont, Junqueras y Gabriel), estamos con las mismas premisas del punto de partida (un 82% del electorado catalán quiere votar según Metroscopia), C´s y el gobierno del PP no quieren que voten, pero desplazados al borde del abismo.
Es en este punto que el PSOE de Sánchez y de Iceta, por fin, empiezan a hablar tímidamente de diálogo presionados de un lado por un fuerte movimiento de la sociedad civil española que así lo pide, y de otro por las viejas guardias y el PSOE de Díaz. Es decir, a hablar de lo que Unidos Podemos, todos sus componentes y En Común pedían desde el principio. Diálogo que conduzca, cuando sea, tarde si es preciso para enfriar el ambiente, al voto (porque esto sí que es ya imprescindible para cerrar este capítulo y aventurar un futuro de convivencia pacífica). Así lo ven ya, ha sido preciso llegar hasta aquí, la inmensa mayoría de los analistas y demócratas. O sea lo que Carmena y Colau dijeron en su entevista conjunta en El Intermedio.
Condición necesaria pero no suficiente: Retiren la amenaza de Declaración Unilateral de Independencia. Alejen el estado de la cuestión del precipicio.
#Parlem #Hablemos
@MarioOrtega