Decía el docente americano Horace Mann que «las escuelas son las líneas fortificadas de las repúblicas». La última barricada que protege el futuro de nuestra sociedad. Y la han traspasado impunemente con los carros blindados de los decretos que aplastan a los seres humanos como hormigas. Los recortes en sanidad y educación son las penúltimas fichas del dominó que comenzó a caer con la reforma constitucional perpetrada por PP y PSOE en la que se incluyó el techo de gasto. Las últimas pieza serás tú si estás estudiando o tus hijos. Porque ya no tendrán fácil acceso a una Universidad pública de calidad. Con la excusa del espacio común europeo, comenzaron recortando los grados a cuatro años para que los másteres fueran de pago. Se les faltó el respeto a los estudiantes no tratándolos como seres libres e inteligentes: se les inyectó una sobredosis de asignaturas y se les privó del tiempo necesario para estudiarlas dignamente cómo y por dónde quisieran. La tendencia será volver a recortar las carreras hasta dejarlas en tres miserables cursos como una vulgar continuación del bachillerato. Eso sí, a precio de lujo. Recortan los cursos pero aumentan las tasas. Así que todos y todas se verán obligados a completar su formación. Más lejos que cerca. Pero pocos tendrán el dinero suficiente para hacerlo.
Educar es a instruir como la primavera al invierno. Y quieren implantar por decreto el frío en mayo convirtiendo el Ministerio de Educación en el franquista de instrucción y no precisamente pública. Porque recortar en educación pública aumenta el producto interior bruto. Y no especialmente el índice económico, sino el cultural que nos habita pellejo adentro. No creía que este Gobierno entraría al trapo de la derecha empleando la estrategia del desconchón: construir destruyendo. Porque es metafísicamente imposible crear empleo con un incremento en los despidos. Ya está bien de mentir a la sociedad. Ya está bien de crucificar el modelo autonómico cuando la única administración solapada en España son las diputaciones, carísimo resabio del arcaísmo centralista. Ya está bien de obligar a Andalucía a recortar 2.500 millones de euros cuando esa cantidad bien podría haber sido compensada con los solares inútiles de la deuda histórica. Ya está bien de hacernos pagar siempre a los más débiles y vulnerables como si estos 30 años de autonomía no hubieran existido: se encarcelan a los jornaleros que ocupan fincas yermas por necesidad, mientras siguen en la calle los yernos de los reyes que se apropian de lo que no necesitan. Nos han recortado el presente. Y ahora nos recortan el futuro.
No hay problema, el excelentísimo señor Wert (shalom) nos mostrará el maravilloso camino de Progreso al que nos dirigimos, con sus métodos habituales de perenne actualidad al servicio de sus señoritos que tan bien le untan por sus servicios:
http://www.youtube.com/watch?v=vwOCdwUTkrE&feature=related