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Reflexiones para el debate en el III Taller de Cooperación Política: liderazgo, representación y cooperación. (2 de 2)

taller

7. La esperanza de una nueva izquierda.

El probable fin del período hegemónico del PSOE en Andalucía, que ha durado 30 años, va a dejar una herencia desoladora. La derecha va gobernar una Andalucía en estado grave con las máximas cuotas de paro de Europa y las mínimas de poder político y con nuestro patrimonio cultural y ambiental muy deteriorado. Además, las ideologías de la resistencia (andalucismo, izquierda social, ecologismo, feminismo y democracia radical) son marginales en el sistema político andaluz, aunque son las únicas que pueden aportar una vía de esperanza al Pueblo andaluz. Se trata de reflexionar sobre cómo pasar de la resistencia a convertirse en una opción (u opciones) visible y deseable para la mayoría de la ciudadanía. Por lo tanto, además de las condiciones “externas” (medios de todo tipo, materiales, humanos, organizativos, comunicacionales, etc.) hace falta profundizar en los siguientes aspectos:

a) Liderazgo

Es necesario ofrecer una alternativa de reformas estructurales que ofrezcan una perspectiva de que es posible otro sistema para gestionar los intereses de la sociedad, al mismo tiempo que medidas específicas para dinamizar la economía y crear empleo ya. Ambas perspectivas deben ser coherentes entre si, aunque flexibles para adaptarse a las especiales circunstancia actuales. Se trata pues de proponer una hoja de ruta realista pero transformadora que ofrezca una alternativa que rompa el terrible dilema entre barbarie (crisis del capitalismo) o barbarie (una salida basada en la desigualdad extrema y la represión.) Una alternativa que ofrezca esperanza desde el realismo.

b) Representación.

Este es un elemento esencial que tradicionalmente han descuidado las ideologías de la resistencia y que sin embargo es el que ha proporcionado la hegemonía, en la izquierda, a la socialdemocracia. No basta con proponer una alternativa por muy racional que sea porque la política no es una actividad científica aunque debe estar fundamentada en la ciencia sino que debe trabar un amplio consenso social (subjetividad colectiva). Los andalucistas somos muy sensible con esta realidad porque la representación es uno de los fundamentos teóricos del plus que aporta el nacionalismo a la democracia, como ya lo observara Stuart Mill o John Adams en el período revolucionario americano. Las personas y organizaciones que quieren liderar la sociedad tienen que ser materialmente representativas para poder obtener su representación política formal. Necesitamos una mayor interacción con la sociedad: hay que movilizarla para que la alternativa se construya a partir de las propias experiencias colectivas (conectividad) frente a la privatización de las experiencias (individualismo) al mismo tiempo que tienen que cambiar comportamientos colectivos para poder construir desde la cotidianidad otras estructuras alternativas a las que la manipulación por el sistema ha inducido (consumismo y desarrollismo). Para ello hay, por una parte, que achicar la distancia entre una sociedad que se había desentendido de la política (y una clase política que se había desentendido de la economía) y, por otra, comprender que la singularidad de Andalucía es la clave, el espejo donde tiene que reflejarse la representación de cualquier liderazgo político progresista.

c)     Comunicación.

El andalucismo aporta la comprensión de que los sentimientos no se oponen a la racionalidad sencillamente porque no son irracionanales (la irracionalidad es otra cosa). Antes al contrario, sabemos que las emociones pueden contribuir a la configuración de bienes públicos y a la esperanza colectiva para la movilización política. Queremos llenar de sentimientos la política porque marginarlos sería dejarles el hueco a los populistas de cualquier signo. La despolitización de lo sentimental empobrece la vida pública; por el contrario, politizar las emociones puede ser un factor de renovación si se utilizan como un recurso democrático y emancipador. Las emociones son una forma de experiencia política y de saber social del Pueblo que están presentes en todos los ámbitos de la vida y en todas las acciones: son una forma de conocimiento que no pueden ser recluidas en la esfera privada. Esto es posible porque el andalucismo se construye sobre la relación con la identidad y con la identificación, que son claves para volver a hacer interesante la política y promover la participación. Precisamente una de los fenómenos que define a una comunidad nacional es la espontánea capacidad de generar formas simbólicas vivas que pueden promover acontecimientos.

d)    Organización.

Necesitamos una organización que sea capaz de obtener una representatividad significativa del electorado andaluz (por encima del 15%), que piense, sienta y comunique en andaluz, que tenga los pies en Andalucía. Sin una organización política relevante propia, Andalucía sufrirá mucho mas en esta crisis, porque a nuestra debilidad sumaremos nuestra impotencia.

Pero no se puede confundir andalucismo con aislamiento, antes al contrario, desde nuestra singularidad podemos comprender mucho mejor la realidad española, europea y mundial, porque la sociedad andaluza es diferente, lo fue, lo es y lo será, pero está interconectada, en mayor o menor medida, con los ecosistemas culturales del planeta e inserta en una compleja y globalizada estructura política y económica sujeta actualmente a una crisis multifuncional, gestada y, paradójicamente, gobernada desde la oligarquía de los mercados.

Necesitamos combinar distintos niveles organizativos, desde los partidos que alimentan nuestras identidades específicas hasta coaliciones que pueden ser la suma de organizaciones de distintos tamaños, cada una con su especialización funcional, en una relación a la vez de cooperación y autonomía.
Los partidos políticos estrictamente considerados ni podemos ni debemos absorberlo todo: nuestra función es ni mas ni menos que ser nodos de una red plural y compleja, con mil nodos complementarios, que intercambia información, ideas, decisiones y acción. Aportamos un bagaje indispensable de experiencia y reflexión pero son los líderes y las organizaciones locales las que aportan más conexión directa con la sociedad.

8. Conclusiones: La cooperación es la clave.

La opción comunitarista (como es el andalucismo) es sustantivamente una opción por la cooperación como método racional de solución de los problemas sociales. Es más, cuanto más distancia existe entre nuestras propias fuerzas y los conflictos a los que nos enfrentamos más necesaria es la cooperación. En este caso la cooperación es puede articular en distintos niveles:

a)     Ideológica: Antes éramos (es una simplificación) andalucistas o ecologistas o de izquierda o feministas o demócratas. Se trata de que seamos andalucistas y ecologistas y de izquierdas y feministas y demócratas. En un proceso, sin imposiciones. Desde la propia experiencia que nos enseña que lejos de oponerse estas ideologías entre sí, lo que proporcionan es la complementariedad necesaria para comprender la compleja realidad social en la que vivimos.

b)    En el liderazgo: Todas las organizaciones y personas conectadas podemos establecer una hoja de ruta común para salir de la crisis con una perspectiva de transformación radical de la sociedad al mismo tiempo que contenga respuestas a las necesidades inmediata de la sociedad andaluza.

c)    En la representación: Una sociedad tan compleja, con tantos códigos, intereses, simbolismos y prioridades solo puede ser representada por organizaciones que actúen desde una gran diversidad al mismo tiempo que guarden la coherencia necesaria para que esa representación tenga una naturaleza política. Cuanto mas movilizada esté una sociedad y cuanto mas volcada a la sociedad y no al poder estén las organizaciones políticas más sustantiva será esa representación.

d)    En la comunicación. La comunicación política debe ser multicanal y un nexo entre la comprensión y la intuición, entre la complejidad y la simplicidad, entre el discurso y el relato. Las ideas y los valores pueden ser evocados de forma relativamente simple y directa, incluso mediante un slogan, una imagen, una canción o un símbolo. Frente al oligopolio de los medios hay que transmitir desde multitud de instancias, lo que solo es posible mediante la cooperación.

e)     En la organización. Posiblemente ésta nivel sea la clave de la cooperación y la asignatura más difícil porque es donde tradicionalmente ha anidado el sectarismo. Paralelo 36 Andalucía tiene mucho que aportar en este campo como actor metapolítico, porque tenemos ya un importante patrimonio de confianza, conectividad y generosidad. Es decir, de otra forma de entender y practicar la política.

Entre todos nos corresponde, en este III taller, valorar la situación y avanzar ante las dificultades aunque sin prisas en el camino, porque esta vez no necesitamos rogar que el viaje sea largo.

3 Comentarios

  1. Gracias, Rafa, por no derivar en esta segunda parte hacia un españolismo rampante, algo que se podría haber malentendido en la primera parte del texto.

    No es de extrañar por ello, que muchos que han ido de redentores del proletariado, por dedicarse a cantar añejas coplas con los romanos rojigualdos que llevan alienando y colonizando Andalucía más de quinientos años, al final terminan todos, pa aburrimiento de la peña, piando lo mismo:

    http://www.youtube.com/watch?v=47aVShg1KGg

  2. Rafa, es magistral lo que has escrito entre ayer y hoy. Los párrafos que dedicas a la crisis de representación. Para mí estos párrafos son clave. Para “achicar” la actual separación entre la ciudadanía y la clase política se ha de desarrollar un elemento fundamental de confianza mutua: la transparencia, la verdad, la no manipulación de la información y de las propuestas, mirar a la ciudadanía a los ojos, con cercanía, con comprensión de su problemáticas reales.

    Los actuales debates públicos de la clase política en los diferentes y clásicos medios de comunicación son falsos e hipócritas, ajenos al interés ciudadano, incluso desde el punto de vista del lenguaje. En realidad, lo que hay actualmente es una fractura del principio democrático material: estamos ante una mera representación formal cuatrienal, con una brecha democrática brutal entre el inicio y el final de la legislatura o del mandato municipal o autonómico.

    En ese período no hay nada, parece que la democracia se “suspendiera”, los legisladores vuelan por libre sin tener en cuenta la agenda del ciudadano, sino tan sólo la agenda de partido. En realidad, la agenda del poder público se desentiendo del interés real del ciudadano.

  3. Coincido contigo en todos estos puntos claves, Rafa.

    Se me han venido muchas cosas a la cabeza al leerte. Pero donde más pondría el énfasis es en la política de las emociones, o como también la llamaría «transgresora y necesaria». Es muy importante comprender «el ánimo» de la sociedad que se aspira a cambiar. No puede existir tanta distancia -o ignorancia incluso- entre representantes y representados. Tender nuevos puentes de debate y cercanía. En definitiva, hacer las cosas de otra manera.

    Gracias por esta síntesis necesaria y útil, enhorabuena por la brillante reflexión.

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