Portada / Democracia / ¿Reforma fiscal o chapuza electoralista?

¿Reforma fiscal o chapuza electoralista?

Manuela Martínez / Desde que gobierna Rajoy, un viernes sí y otro también, nos ha venido “obsequiando” con “reformas estructurales imprescindibles” para salir de la crisis. Pues bien, ni una sola de esas reformas han demostrado su eficacia para reactivar la economía y crear empleo. Han servido únicamente para aplicar una agenda ideológica que ha ido poco a poco minando nuestro estado social, democrático y de derecho.

crisis_exito_brotes_verdes

A cuenta de esas reformas, nos han arrebatado derechos laborales, sociales e individuales y están abandonando a su suerte a cintos de miles de ciudadanos y ciudadanas. A estas alturas de la película, ya no nos sorprenden los estudios que nos colocan en el furgón de cola de Europa y del mundo desarrollado, o que nos demuestren con datos vergonzantes que sufrimos la crisis más desigual.

Y ahora que suenan campanas preelectorales más cercanas, tras la debacle electoral de las europeas, el Gobierno nos anuncia que ya no habrá más sacrificios y que ha decidido bajar los impuestos. ¡Unos linces de la economía, vamos! Porque, como atinadamente señala José Carlos Díez, nos van a bajar el IRPF para dejarlo como estaba, pero con 300.000 millones más de deuda pública.

El Consejo de Ministros acaba de aprobar una reforma integral, o eso dice, de nuestro sistema fiscal. Una reforma que sí es estructural, imprescindible y urgente, pero que requeriría diálogo social, un debate profundo y el mayor consenso posible. Justo lo que el Gobierno ha obviado. Y para más inri, ni es integral ni resuelve muchos de los problemas que hemos venido denunciando desde la UGT, como la diferencia de trato entre las rentas del trabajo y del capital.

Es más, su marcado carácter electoralista, dadas las citas municipales y autonómicas de 2015 y generales de 2016, recuerda demasiado a las medidas deslavazadas e improvisadas, que ha venido imponiendo el Gobierno acuciado por la crisis del euro, la prima de riesgo, los números rojos del IBEX 35 o el desenfreno de los mercados.

Porque, aunque “ellos” y su máquina de propaganda lo nieguen, nuestro problema de déficit no es tanto un problema de exceso de gasto como de hundimiento de ingresos. Y ese problema no se resuelve con la reforma fiscal que nos propone el Gobierno de Rajoy. Y no es sólo porque sea injusta, ya que continúa beneficiando a los que más tienen, sino porque tampoco garantiza más recaudación de forma estable para atender los compromisos sociales y financieros que requiere una economía avanzada como la nuestra. Al tiempo que no acomete con decisión la lucha contra el fraude y la evasión fiscal.

Lo que más llama la atención es que, por primera vez creo, el Gobierno ha dejado de comportarse como un alumno aventajado de la Troika, no por convicción, ni mucho menos, sino para evitar que se le desdibuje el discurso populista de la “recuperación” que están difundiendo por doquier. De ahí que base su reforma fiscal en el impacto positivo que, según sus estimaciones, tendrán los ingresos en los próximos años como consecuencia del repunte de la actividad económica.

¡Arriesgado parece teniendo en cuenta que a este Gobierno jamás le salen las cuentas!

Y una vuelta a las andadas: Una “chapuza” electoralista, poniendo los intereses de partido por delante del interés general.

Por cierto, para que no haya la más mínima duda: Aunque el señor Rajoy se había comprometido personalmente a promover el diálogo social en materia de reforma fiscal, la reforma recientemente aprobada no recoge las reivindicaciones de la Unión General de Trabajadores sencillamente porque no se ha contado con los interlocutores sociales, al menos no con la UGT, salvo para informarles de palabra y tres días antes de que el texto fuese aprobado por el Consejo de Ministros.

Veremos qué pasa a partir de ahora.

En la Unión General de Trabajadores seguiremos apostando por el diálogo social y por otra reforma tributaria, de mayor calado, basada en tres ideas clave:
• La garantía de suficiencia de recursos para atender las necesidades sociales y las políticas de gasto público.
• Un reparto más justo de la carga tributaria entre capital y trabajo.
• Una lucha decidida contra el fraude.

Estamos convencidos de que, con los cambios que proponemos en la mayoría de la estructura impositiva, habría recursos públicos suficientes para garantizar los servicios públicos esenciales, los sistemas de protección social, las pensiones… mejorar las capacidades de desarrollo del país y reducir las desigualdades.

Por eso vamos a seguir reivindicando otra reforma fiscal integral… y peleando por ella.

@Manuela_MJ