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Reivindicación de la autonomía andaluza. (1)

Es imprescindible que reaccionemos frente a la apatía de la clase política, de los medios de comunicación y de la sociedad andaluza en general ante el proceso de desfondamiento de nuestra autonomía. Comprendo el desencanto de nuestra gente. En Andalucía, la lucha por la autonomía es inseparable de la lucha por la igualdad y contra la dependencia y, después de cerca de treinta años de autonomía política, nuestra realidad social es pésima. No se trata ya de que tengamos un 25% de paro, sino que, según los últimos datos del INE, el índice de PIB para el año 2008 por habitante en PPP (paridad de poder adquisitivo) que permite una comparación más precisa con otros territorios, ha sido de 79 sobre la base 100 de la media de la Unión Europea de los 27, mientras que la media española es de 103. País Vasco (137), Navarra (131) y Madrid (133) están por encima de 130 y Cataluña está en 120. Es decir, nuestro PIB por habitante / año es de 18.359 € frente a 31.952 € por habitante / año del País Vasco, que lidera el ranking.

 

Esto significa ni más ni menos el fracaso rotundo de la política implantada por el PSOE en la Junta, ya que no hemos conseguido acortar la desigualdad con los otros territorios del Estado, a pesar de que ha justificado lo injustificable (destrucción medio ambiental, cultural, clientelismo social, etc.) en su modelo desarrollista escudándose precisamente en la creación de empleo y en la generación de renta. Pero en ningún caso la causa está en  nuestra autonomía. Creo que es muy importante esta distinción para que no se confunda lo coyuntural (el gobierno) con lo estructural (la autonomía), aunque es complicado que la opinión pública distinga entre causas y efectos como lo muestra, por poner un ejemplo, el Barómetro de Opinión Pública de Andalucía 2009 que acaba de publicar IESA (Instituto de Estudios Sociales Avanzados). Así, en la pregunta sobre si el hecho de tener transferidas las competencias educativas ha sido más bien positivo, más bien negativo o no ha influido en la calidad de la educación pública en Andalucía, sólo un 23,5% responde en sentido positivo, mientras que un 13,3% lo hace en sentido negativo, un 20,0% que no ha influido y ¡un 43,3%¡ no sabe o no contesta.

 

Por el contrario estoy convencido de que ha sido precisamente la falta real de poder autonómico andaluz uno de los principales factores que ha impedido el acercamiento de los niveles de renta entre las CC.AA ricas y pobres ya que, por una parte no hemos podido presionar para la consolidación de una estructura federal en España que garantizase la igualdad entre los territorios y por otra no hemos podido construir un modelo de progreso para salir de la dependencia y superar la debilidad estructural de nuestro sistema económico. Es obvio que la ausencia de una fuerza política propia, progresista, con representación suficiente en nuestros municipios, en el Parlamento andaluz, en las Cortes Generales y en el Parlamento europeo, es la causa política principal de nuestra debilidad y lo estamos pagando muy caro. La falta de conciencia colectiva andaluza y la confianza electoral en partidos centralistas y no estrictamente andaluces se han retroalimentado y ahora, cuando más lo necesitamos, ni pintamos nada en el Estado ni tenemos un horizonte nítido para salir de esta situación de desempleo masivo y desigualdad estructural.

 

Además, en esta coyuntura de crisis generalizada del sistema ya no sólo es necesario un partido andaluz que, por el simple hecho de serlo, aporte peso político, sino que necesitamos una acción política lo suficientemente lúcida para crear un millón de empleos a corto plazo e impulsar una salida estable y sostenible de la crisis. Una fuerza política andaluza que sea capaz de establecer una intensa comunicación con el Pueblo andaluz que, en estos momentos, se encuentra desinformado, despolitizado y con sus estructuras comunitarias tradicionales bastante destruidas por el consumismo, el individualismo y el productivismo que ha impuesto, como valores hegemónicos, la globalización.

 

El primer requisito es que la sociedad andaluza da un paso adelante y en vez de esperar a ver que va a suceder, se pregunte que es lo que tenemos que hacer colectivamente para mandar en nuestro propio destino, encontremos respuestas y las llevemos a la práctica. No podemos convertir la frustración que ha provocado la gestión del PSOE en un voto a la derecha, en la que desde luego la mayoría del Pueblo andaluz ni confía ni la desea. En el citado Barómetro de Opinión Pública de Andalucía 2009, un 61,7% de los encuestado manifiesta que quiere un cambio en el gobierno de Andalucía frente a un 26,4% que opina lo contrario y cuando la pregunta se refiere a cómo valora las medidas de la Junta para hacer frente a la crisis un 42,2% responde que mal o muy mal frente a un 17,8% que responde bien o muy bien. Pero cuando se pide la valoración de las alternativas que propone el PP un 47,1% responde que las valora mal o muy mal frente a un 11,6% que responde bien o muy bien. La conclusión es clara: cambio sí pero PP no. Y por lo tanto, la pregunta es ¿seremos capaces de ofrecer una alternativa andalucista, ecologista y de izquierda, que conecte con los intereses y los sentimientos del Pueblo andaluz?.

3 Comentarios

  1. La sociedad andaluza de hoy nada tiene que ver con la de hace 30 ó 15 años y tampoco los criterios por los que decide su voto, a juicio del historiador y ex director del Centro de Estudios Andaluces, Alfonso Yerga: «La identidad ideológica ya no tiene el mismo peso. Ahora vale más que determinado partido le ofrezca a un votante lo que conviene a sus intereses, aunque no esté al 100% de acuerdo con ese partido. El que crea que sólo la marca PSOE o PP moviliza a la gente se equivoca».

  2. Sí, esa es la realidad. Los andaluces queremos un cambio político, porque lo consideramos vital para nuestra economía, para nuestro desarrollo económico, para nuestra permanencia y subsistencia como pueblo; pero no queremos al PP. Y no lo queremos, porque ello es «más de lo mismo»,además con un agravante, representa la derecha rancia y reaccionaria de un estado totalitario y uniformizador. Que no cree en el estado autonómico de las nacionalidades y regiones, mucho menos en Andalucía. Su objetivo no es otro, más que convertirse en el heredero del granero de votos de Andalucía y que actualmente lo tiene en propiedad el PSOE desde hace 30 años, y ellos queiren arebatárselo porque pone y quita gobiernos en la Moncloa. Este es su único interés por Andalucía, es el andalucismo que se arrogan. No sé quien se creerá esta pantomima. ¿Querrán reconquistar el sentimiento español de otras nacionalidades a costa de desactivar el sentimiento andaluz y a favor de fomentar y consagrar la españolidad de los andaluces?

  3. Sí, no podemos, tenemos que ser capaces, y no hay tiempo que perder.

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