La OMS fija en un máximo de 20 microgramos por metro cúbico (ug/m3) la media anual de PM10 -partículas contaminantes de menos de 10 micras de tamaño en espacios exteriores e interiores- el nivel por encima el cual el aire es perjudicial para la salud, mientras que en la capital hispalense se alcanzan los 45 microgramos por metro cúbico.
«Si vigilamos y gestionamos adecuadamente el medio podemos reducir de forma considerable el número de personas con enfermedades respiratorias y cardiacas o con cáncer de pulmón. En todo el mundo, el aire de las ciudades presenta a menudo una alta densidad de gases de escape, humo de fábricas y hollín de las centrales eléctricas que queman carbón. En muchos países no hay una normativa de calidad del aire, y cuando la hay los criterios nacionales y su aplicación varían considerablemente», ha señalado la doctora María Neira, Directora de Salud Pública y Medio Ambiente en la OMS.
La Organización ha decidido hacer por ello un llamamiento para fomentar la toma de conciencia sobre los riesgos sanitarios de la contaminación atmosférica urbana, mediante la aplicación de políticas eficaces y vigilando estrechamente la situación en las ciudades. Así, calcula que una reducción desde una media de 70 microgramos de PM-10 a una media anual de 20 microgramos por metro cúbico se traduciría en una reducción del 15% de la mortalidad. A niveles más altos de contaminación, reducciones similares no harían disminuir tanto la mortalidad, pero tendrían con todo importantes efectos beneficiosos para la salud.
Entre los factores que contribuyen a la contaminación atmosférica urbana se encuentran el transporte motorizado, los pequeños fabricantes y otras industrias, la quema de biomasa y carbón para cocinar o como medio de calefacción, así como las centrales eléctricas que usan carbón.
«Se requieren medidas locales, políticas nacionales y acuerdos internacionales para frenar la contaminación y reducir sus efectos generalizados en la salud», ha dicho el doctor Michal Krzyzanowski, jefe del Centro Europeo de la OMS para el Medio Ambiente y la Salud, en Bonn, Alemania. «Los datos sobre vigilancia de la calidad del aire difundidos hoy resaltan las regiones donde más necesario es actuar y nos permiten evaluar la eficacia de las políticas y medidas aplicadas», ha concluido.