Manuel Cala Rodríguez | Sorprende que Madrid, la gran urbe capital de España, tenga su principal advocación dentro del santoral en un labrador, hasta el punto de considerarlo también el patrón de todos los agricultores y campesinos, contando con una amplia gama de manifestaciones de culto, dentro del ámbito rural. Mientras que la Iglesia prefiere al erudito modelo de virtudes, el pueblo demanda el santo taumaturgo que frecuentemente, como en el caso que nos ocupa, no se intentará tan siquiera que sea canonizado por el papa, siendo suficiente la aprobación del obispo local para el reconocimiento de esta condición. La verdadera vida de los santos empieza después de su muerte, cuando, reconocida su condición, se inicia el culto. El culto a los santos de carácter popular hace revivir a los muertos, infunde vida a la leyenda y proporciona patronos a cada comunidad (FERNÁNDEZ, M. 2001)i
Posiblemente lo más renombrado sobre San Isidro Labrador es que sea patrón de los agricultores, su religiosidad, su caridad, su sencillez, su humildad, la Casa Vargas y los señores terratenientes con quienes trabajó como jornalero, … así como las curaciones y los milagros que se le atribuyen. Sin embargo, hay otros aspectos que tal vez sean menos conocidos de este campesino por excelencia, con un gran aprecio por los animales, que antes de labrador fue zahorí,… y, después de su muerte, el primer laico elevado a los altares; ¿un legendario personaje muy del pueblo, de origen popular y destacado en su tiempo, con cierta mezcla de modelos de santidad islámica y cristiana, que de manera unánime las personas más humildes y los “caballeros” invocan como santo, que eligió vivir del trabajo de sus propias manos, como siervo en campos ajenos, casado con una mujer que también llegaría a ser santa con el nombre de María de la Cabeza, con un hijo llamado Illán al que sacó de un pozo,… y que promulga valores como el matrimonio y el trabajo esforzado, alejados de la virtud esperada en los santos cristianos de finales del siglo XI y principios del XII?.
Aunque hay escasas pruebas documentales fiables que lo confirme, ya que es mucha la imprecisión que envuelve la leyenda de Isidro, parece ser que nació en el siglo XI (en torno al año 1082) en el seno de una familia humilde de colonos mozárabes, en Mayrit (“madre de las aguas”, en aquella época área dominada por el Al-Andaluz de la taifa de Toledo, surgida de la descomposición del Califato de Córdoba), lo que hoy forma parte de la capital de España. Madrid por entonces, en la Reconquista, no dejaba de ser un pueblo agrícola bajo la influencia musulmana. Éste bienhechor de los pobres, sufriendo la tragedia de quedarse huérfano cuando era pequeño en los arrabales de San Andrés (actualmente barrio madrileño de La Latina), se vio obligado a buscarse el sustento con trabajos como el de pocero, hasta que se empleó como labrador (WIKIPEDIA)ii. Entre sus virtudes más notables destaca su humildad e inclinación natural a ayudar a quienes lo necesitaban, inclusive dándoles lo escaso que tenía. El “Códice de San Isidro” (primer documento escrito sobre la vida de San Isidro, del siglo XIII, que al parecer se conserva en la catedral madrileña de La Almudena), recoge que en su edad adulta aparece como un humilde siervo, laico, labrador incansable, casado, padre preocupado y que trabajaba con sus propias manos en campos ajenos. Su excepcional figura laica de orígenes humildes emergió en una época repleta de santos procedentes del clero y la nobleza. Siglos después, su “simbología” proliferó a través de la cultura popular por diferentes localidades del mundo, generalmente, como forma de deseo en la vida sencilla de las personas campesinas y del contacto directo con la naturaleza.
Su camino hacia la santidad lo efectuó desde el anonimato y la sencillez de una vida, rubricada por la honestidad en cada uno de sus actos. Aunque todavía no estaba santificado, desde el siglo XII le rendían un culto que significativamente aumentó en siglos posteriores, pues el fervor popular siempre arrastró a este labriego mozárabe. Quizás influido por ello, y a pesar de alguna reticencia inicial que pusieron ciertas clases de caballeros madrileños, a que un humilde labrador fuera nombrado patrón (pues, tal vez, preferían otras alternativas como Santa Ana), las órdenes y clérigos madrileños, autoridades municipales, la mayoría de la aristocracia madrileña y la Corona Real con insistencia de Felipe II (defensor de la Cristiandad e influyente en Roma), plantearon y lideraron su proceso de canonización en el siglo XVI. Posiblemente también influyó que su culto, junto al de San Roque, se había extendido por toda Europa tras las pandemias de peste negra o bubónica del siglo XIV y eran muchísimas las localidades que la invocaban o habían ofrecido votos, teniendo que repartir entre todas ellas sus intercesiones.
Tras tortuosos y dilatados procesos burocráticos que se prolongaron durante decenas de años, finalmente, fue beatificado por Pauo V en 1619 y, tres años más tarde, el Papa Gregorio XV lo canonizaría junto a grandes figuras de la iglesia como San Felipe Neri, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. No obstante, hubo que esperar a 1724, año en el que Benedicto XIII expidió la Bula de Canonización, reinando en España Felipe IV. Se aprobó también su Patronazgo sobre la Villa y Corte de Madrid y que su festividad se celebrara el 15 de mayo. Como nos advierte Fernández, M. (2010): “Aunque para los madrileños y agricultores próximos, Isidro Labrador fuera reconocido como santo patrón, lo cierto es que, al no estar canonizado, había quedado excluido de todas las recopilaciones y relatos de vidas de santos, no contando con otro testimonio que el viejo y nada difundido códice de finales del siglo XIII, escrito en latín y una traducción del mismo, realizada por Juan Hurtado de Mendoza en 1560”.
Gracias a las versiones de Lope de Vega, se acerca y extiende el personaje entre las clases populares, tanto urbanas como rurales. Así, la reseñada Dra. FERNÁNDEZ del Departamento de Antropología de España y América del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, dice que: “… Pero Lope de Vega (1964), convertido en paladín entusiasta de la causa, no es capaz de esperar al reconocimiento papal y en 1617 estrena una deliciosa comedia: San Isidro Labrador de Madrid, que difundirá la vida del santo entre las clases medias madrileñas. Además, escribió otras dos piezas teatrales: La Niñez de San Isidro y La Juventud de San Isidro (Lope de Vega 1964), representadas durante las fiestas celebradas en Madrid con motivo de su canonización; organizó y participó (bajo el seudónimo de Maestro de Burguillos) en la Justa Poética, completando su labor con la Relación de las Fiestas (Lope de Vega 1777)…”.
Entre las Cartas Apostólicas de Juan XXIII (el “Papa Bueno” que convocó el Concilio Vaticano II, entre otros, con los objetivos de promover la adaptación de la Iglesia a los nuevos tiempos y el acercamiento a las restantes religiones cristianas) la “Agri.culturam, con la que se proclama a San Isidro patrono de los labradores españoles”, de 16 de diciembre de1960iii, amplió el patronazgo del santo madrileño a todos los labradores españoles. Para perpetua memoria, comenzaba el papa manifestando que el cultivo del campo siempre mereció el elogio de “los autores eclesiásticos y profanos”. Menciona, como ejemplo de su aserto, a San Agustín quien reseña que “de todas las ocupaciones es la más sana y la más honesta”, así como a Cicerón, el más egregio de los escritores antiguos: «Esa vida rural que tú llamas agreste es muestra de moderación, diligencia y justicia«. Concluye después de la argumentación expuesta que: “…declaramos a San Isidro Labrador celestial patrono, ante Dios, de los agricultores y campesinos de la nación española...”. La Bula Pontificial acaba con la autentificación del texto del Papa Juan XXIII por el Secretario de Estado, el Cardenal Tardini (MATEO DEL PERAL 2014)iv.
Lejos de lo que pudiera imaginarse a simple vista, la historia de San Isidro se sale de lo común en el santoral de España. En un tiempo durante el cual la mayoría de santos respondían al perfil de eclesiásticos y hombres de familia noble, el relato de un hombre laico y casado de origen popular que alcanza la santidad a través de milagros de naturaleza agrícola ha llamado enormemente la atención de los historiadores y los estudiosos de los mitos, hasta el punto de identificar en él elementos más propios de la religión musulmana que del Cristianismo. Por las crónicas que reconstituyen su juventud, se detecta una mezcla de los modelos de santidad islámica y cristiana en San Isidro, quien realiza milagros de carácter conciliatorio entre las dos religiones y promulga valores como el matrimonio y el trabajo esforzado que se suponían alejados de la virtud esperada en los santos cristianos de finales del siglo XI y principios del XII. (CERVERA, C. 2015)v.
¿A qué modelo, o modelos de santidad responde San Isidro?. Según FERNÁNDEZ, M. (1999)vi: “… Isidro era un sencillo labrador; poco o nada tiene que ver con los ejemplos europeos del XI y primera mitad del XII: «distantes, nobles, heroicos, admirables e inimitables», casi exclusivamente personajes eclesiásticos, aristócratas o reyes y reinas” … “En los siglos X y XI, ciertamente se puede apreciar un aumento de los santos laicos, aunque éstos difieren bastante de Isidro por su origen aristocrático o incluso real. Sin embargo desde la segunda mitad del siglo XII, la reforma gregoriana desarrolló un nuevo monasticismo mucho más espiritual que impidió la difusión hagiográfica a los laicos, la santidad implica un abandono de los intereses terrenales: familia, profesión o cualquier tipo de relación social. Sólo los laicos eremitas lograrán una valoración positiva. También se dan casos de santos caballeros o santos soldados que combaten en España o en Tierra Santa. En 1109, los almorávides llegaron a Madrid asentándose en el Campo del Moro, el códice desaprovecha la oportunidad de convertir al patrón en un santo-soldado o guerrero que lucha contra los infieles en su propia ciudad. No se trata de una torpeza …”. El santo define los ideales de una comunidad y los madrileños del XII, moros, judíos y cristianos habían logrado desarrollar una convivencia pacífica y equilibrada que pretendían perpetuar, más que dedicarse a las luchas y aniquilaciones de unos por otros. Isidro se presenta como un pacifista y conciliador que no toma partido a favor o en contra de ninguna de las tres culturas, independientemente de cual de ellas detente el poder. En este sentido, su no intervención se podría considerar como una actitud política, comparable a la labor de mediación y pacificación entre las tribus bereberes asentadas y las trashumantes …”
Como pregoné en la Romería de 2001vii, en mi pueblo natal, Bujalance, quisiera terminar “recordando, y con ello homenajeando, a todas aquellas personas agricultoras y jornaleras que hoy no están con nosotros; pero que, como nuestro patrón, fueron también humildes, sencillos, solidarios, responsables, pacientes con las inclemencias meteorológicas, respetuosos con su entorno natural y se entregaron con fidelidad y constancia a las faenas diarias del campo”.
Manuel Cala Rodríguez, mayo de 2018
i FERNÁNDEZ,M. (2001). “San Isidro, de Labrador Medieval a Patrón Renacentista y Barroco de la Villa y Corte”. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid. Disponible en: http://rdtp.revistas.csic.es/index.php/rdtp/article/view/222/223
iiWIKIPEDIA (2018). Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Isidro_Labrador
iiiJUAN PABLO XXIII. Disponible en: https://w2.vatican.va/content/john-xxiii/es/apost_letters/1960/documents/hf_j-xxiii_apl_19601216_agri-culturam.html
ivMATEO DEL PERAL, L.R. (2014). “Universidad de San Isidro”. Diario el Mundo, 10/5/2014. Disponible en: http://portal.uned.es/pls/portal/docs/PAGE/UNED_MAIN/PORTADILLA_UNED_AL_DIA/DOCUMENTOS%20NOTICIAS%202014/UNIVERSALIDAD%20DE%20SAN%20ISIDRO%20-%20LUIS%20REGINOMATEO%20DEL%20PERAL.PDF
vCERVERA, C. (2015). “San Isidro Labrador, el Pocero Mozárabe que se Convirtió en Patrón de la Tierra del Agua”, Diario ABC de Madrid, 15-5-2015. Disponible en: http://www.abc.es/madrid/20150515/abci-isidro-labrador-pocero-mozarab-201505141901.html
viFERNANDEZ, M. (1999). “Isidro, el Varón de Dios, como Modelo de Sincretismo Religioso en la Edad Media”. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares. Dpto. de Antropología de España y América de Consejo Superior de Investigaciones Superiores de Madrid. Disponible en: http://rdtp.revistas.csic.es/index.php/rdtp/article/viewFile/403/407
viiCALA, M. (2002). “Pregón 2001”. Revista Romería 2002, Hermandad de San Isidro Labrador, Bujalance (Córdoba). Disponible en: https://www.facebook.com/manuel.calarodriguez.5/posts/1311690842264147