Periodistas Solidarios-APS cuenta en Guinea-Bissau con una escuela, un centro de salud, una emisora de radio y una cooperativa de campesinas
José Bejarano
Solidaridad a pesar de la crisis. Porque Andalucía es ante todo solidaria. Andalucía para sí, pero también para la Humanidad. Un colectivo tan castigado por la crisis como el de los periodistas impulsa desde 2012 un proyecto solidario con Candemba-Uri, una aldea perdida en la selva de Guinea-Bissau, uno de los países más pobres del planeta. Muy cerca del Trópico de Cáncer. Funcionan una escuela con 75 niños, una cooperativa de mujeres y un centro de salud y pronto echarán a andar una emisora de radio gestionada también por mujeres (para hacer que se oiga la voz de la mujer en una comunidad musulmana) y una granja avícola.
El proyecto es la plasmación de un movimiento de solidaridad desatado a raíz de la muerte del joven Laovo Cande cuando viajaba en un cayuco. Es un proyecto en su memoria y un homenaje a todas las víctimas de la emigración. Demasiadas víctimas. La Asociación de la Prensa de Sevilla, con más de cien años de historia y mil asociados, hizo suya la idea de convertir la tragedia de Laovol Cande en esperanza para su pueblo. Desde entonces, un amplio colectivo de periodistas, con la colaboración de otros profesionales, instituciones y empresas, alientan el sueño de Laovo de mejorar las condiciones de vida de la gente de Candemba-Uri.
El principal compromiso es acompañar a los niños de la aldea y de sus alrededores en su crecimiento para asegurarles el derecho a la educación y a la salud. En 2013 echó a andar la escuela, construida por el fondo de cooperación internacional de la Diputación de Sevilla y los ayuntamientos de Fuentes de Andalucía y Cañada Rosal. Tres maestras atienden a los pequeños. El centro de salud está terminado y a la espera sólo del equipamiento para abrir sus puertas a los habitantes de la comarca. Lo mismo que la casa de la radio, la cooperativa de campesinas y la granja avícola. El centro de salud cuenta con dos salas de consulta, una para adultos y otra para niños, una sala de espera y un baño. Está atendido por el enfermero Joaquim Fle. También ha sido dotado de dos habitaciones, comedor y baño, destinados a servir como casa de cooperantes para alojar a los profesionales y voluntarios que tengan que viajar a la aldea.
Porque cada año (con la excepción de 2015 por culpa del ébola) un grupo de profesionales viaja a poner en marcha los nuevos equipamientos de la aldea. Este año la expedición saldrá a mediados de abril y los amigos de Paralelo 36 están invitados a sumarse al viaje y al proyecto Laovo Cande. Ya lo apoyan, además de las administraciones locales citadas y la Asociación de la Prensa de Sevilla, las consejerías de Salud y Agricultura, el IFAPA, la RTVA, RNE, la Asociación de Acuarelistas de Sevilla, la Fundación Persán, la ONCE, DHL, Agrogeba, Unilever, entre otras empresas, así como un montón de personas comprometidas con el sostenimiento.
¿Por qué Candemba-Uri? Porque hasta esa aldea llegaron dos reporteros de La Vanguardia siguiendo la trágica historia de Laovo Cande y comprobaron la extrema situación de pobreza de la que intentaba escapar. De vuelta a Sevilla, los reporteros concluyeron que con muy poco de aquí (casi lo que sobra) se puede hacer mucho bien allí. Y por el camino han comprometido a particulares y a todas esas instituciones y empresas. El frustrado viaje del emigrante y la respuesta solidaria están contados en el documental “Laovo”, coproducido por Canal Sur.
La RTVA y RNE han donado los equipos técnicos para la radio de mujeres. Las instalaciones de la granja han corrido a cargo de la empresa Fermupe y de la cooperativa Nuestra Señora del Rosario, ambas de Fuentes de Andalucía. DHL y Agrogeba hacen el transporte de forma gratuita, Persán forma a las cooperativistas, la ONCE dona el material escolar, Unilever, el desayuno de los niños… Un centenar de personas aportan cada tres meses 20 euros para pagar las nóminas de las maestras y del sanitario. Una catarata de ayudas que desmiente el mito de que la crisis reduce el sentimiento solidario. No en Andalucía.
Laovo Cande, como Ulises, como tantos seres anónimos cargados con inmensas mochilas de sentimientos y necesidades, perdió el rumbo cuando perseguía su sueño de una vida mejor. Para alcanzar su Ítaca, a los héroes de nuestro tiempo se les obliga a sortear el océano de las arenas del Sahara y los temporales del Atlántico o del Mediterráneo. De Tánger a Tarifa, de Mauritania a Tenerife o de Turquía a Grecia. Laovo Cande era todos ellos y todos ellos son Laovo Cande. Todos somos Aylan Kurdi. El Sahara, el Estrecho de Gibraltar o ahora el Egeo son las fosas comunes más grandes y tristes de la Tierra. Ojalá llegue un día en el que nadie ponga fronteras a los sueños.
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