Una de estas singularidades cualsea es el movimiento DRY-15M. No he acampado con ellos y me siento ellos. De la misma manera que no estuve en Iraq durante aquella invasión infame y me sentía iraquí. Ni viajé a Túnez durante la revolución de los jazmines y me siento tunecino. Ni me enfrenté a un tanque en Tiananmen y todavía me siento chino. Porque la arrebatadora belleza de estas utopías posibles consiste en negar la junteidad como señal de pertenencia.
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