Marcela no encontrará tiempo ni perdón que le permitan recuperar la juventud que vivió escondida por miedo a la mano dura de su padre. Ni podrá olvidar que el PP la llamó “enferma” o comparara el amor que siente hacia su pareja de toda la vida con la zoofilia. Tampoco podrá olvidar Inocencio las palizas que le dio la Brigada Político Policial durante el tardofranquismo.
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