Se equivocan los que minusvaloran la rebelión de los funcionarios de la Junta contra la reforma de la administración que intenta mezclar en las agencias a funcionarios, laborales y una gran masa de empleados provenientes de fundaciones y otras entidades privadas creadas sin el mas mínimo control público. La revuelta de los funcionarios (¿el primer eco de las protestas parisinas?) esta gravando en el imaginario colectivo la señal inequívoca del final del ciclo socialista en Andalucía. El corazón del aparato administrativo le está escupiendo en la cara a sus actuales dueños, en forma de movilizaciones y boicot a sus actos preelectorales y, o me equivoco, o esta protesta va a ser una de las protagonistas de las próximas campañas electorales.
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