Y ese maniquí sin inmutarse
Francisco Garrido. El policía marca los movimientos reglamentarios de su brutalidad. El chico que huye cumple con su deber de eludir el golpe. Detrás, a muy pocos pasos, un muchacho presiente el dolor del golpe y contrae el gesto, mientras que otro trata de evitar lo peor, que le ...
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