Por Andrés Sánchez.
Estamos en el primer tercio de uno de los inviernos más fríos de los últimos treinta años. Con este argumento, el negacionismo del cambio climático vuelve a las andadas. Confundiendo el tiempo meteorológico con el clima, obviando la variabilidad natural, y acusando a ecologistas y científicos de fraude. El próximo culpable será la termodinámica.
Digo esto porque si las mediciones y la teoría nos dicen que el planeta está más caliente (acumula más energía, por tanto), y en el Hemisferio Norte llevamos tres semanas de frío más o menos intenso, más o menos extendido… ¿dónde está ese calor? Conviene aclarar en este punto que las temperaturas nos han sorprendido no tanto porque sean excepcionalmente bajas (son registros normales hace 30/50 años) como porque los inviernos en las últimas tres décadas han sido excepcionalmente cálidos. En todo caso, la temperatura media del planeta la última década (2000/2009) ha alcanzado un récord, pero no relativo (como este inicio de invierno, de los últimos 30 ó 50 años), sino absoluto, de no haberse registrado nunca (en 159 años de mediciones), o según estimaciones indirectas en miles o incluso cientos de miles de años.
Volviendo al hilo: ¿dónde está el calor que tanto preocupa a los del cambio climático? Pues a menos que Carnot, Clausius y Lord Kelvin formaran parte de la conspiración climática, la primera ley de la termodinámica nos indica que la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. Es decir: en algún sitio tiene que estar. A todos nos gustaría que ese calor “excedente” lo hubiésemos irradiado al espacio. Habría poco de lo que preocuparse, entonces. Pero… parece que se ha ido a otro sitio. Según dos noticias publicadas hoy, Europa y Norteamérica tienen temperaturas más bajas de lo habitual… pero Groenlandia y Alaska más altas. Un sistema de anticiclones y borrascas conocido como la “Oscilación Ártica” este año está funcionando al revés, y está trasvasando “nuestro” calor al Ártico en lugar de mantenerlo aquí. Algo que sucede de cuando en cuando, pero este año con gran intensidad.
Por otro lado, mientras que según los avances 2009 puede haber sido el tercero más cálido desde que se registran las temperaturas, la NASA ya ha anunciado que es el más cálido registrado en el Hemisferio Sur. Lo achaca al aumento de las temperaturas en el océano (algo vinculado al famoso fenómeno de “El Niño”, pero este año su intensidad ha sido media: la conclusión es que el océano está más caliente porque lo ha estado la atmósfera).
Por tanto, los científicos lo tienen claro: hay mucho trabajo por hacer sobre la interacción entre océano, continente y atmósfera, sobre los factores que incluyen en fenómenos como la Oscilación Ártica o El Niño… pero de lo que no dudan es de que el planeta se sigue calentando, es decir, acumulando energía. Aunque haya nevado un día en Sevilla. Aunque en Almería hoy a las 13:30 horas estemos a 18ºC (que no creo que sea mucho frío, la verdad, pero este viento…).
Una última cuestión es que además de encontrar el calentamiento perdido en Groenlandia y en el fondo del mar, se están pensando ya las consecuencias. Resulta que el principal temor de la mayoría de los climatólogos está no tanto en los fenómenos lineales (un incremento homogéneo de las temperaturas en el territorio y a lo largo del año) como en la alteración de fenómenos no lineales. En los que una pequeña modificación de las condiciones puede implicar un cambio drástico, y que por otra parte no son reversibles (si se funde un glaciar, el agua allí acumulada se vierte al mar pero luego puede hacer todo el frío que se quiera que el agua no vuelve). Uno de los que más preocupan es la capa de hielo que cubre Groenlandia, que si se fundiera elevaría el nivel del mar centímetros, sino varios metros. Que las temperaturas medias suban más en Groenlandia que en la Europa continental no es una buena noticia. El otro es los grandes cambios en el sistema climático que provocaría un oceáno mucho más caliente (como una grave alteración de fenómenos como El Niño o la Oscilación Ártica), que modificaría los patrones de lluvia, la frecuencia de fenómenos extremos, las temperaturas medias… es decir, los climas regionales.
El frío en Europa o Norteamérica ha sido recibido con alborozo por los negacionistas. Para los científicos, es un dato. Nada más que un dato, que tiene que verse en relación con los anteriores y posteriores, para determinar si forma parte de la variabilidad o por el contrario indica una nueva tendencia. Pero también, nada menos que un dato que resulta ser coherente con el calentamiento global y sus modelos más extremos.
Para la ciencia del clima, este dato no se inscribe en las alternativas cambio climático sí / cambio climático no. Sino cambio climático gradual / cambio climático no lineal y catastrófico. Espero que no sea más que variabilidad natural, y que sigamos en el mundo del riesgo (calculable) y no estemos en el de la incertidumbre (incalculable).
14/01/2010