29/04/2011.
Al drama de la ineptitud del gobierno de Griñan hay que sumarle la no menos dramática oposición que está ejerciendo el Partido Popular de Andalucía. Oír hablar a Javier Arenas es algo que no se le debe recomendar a nadie que tenga un poco de sensibilidad ética y estética. En su discurso toda demagogia encuentra asiento y cualquier difamación tiene cabida. El divorcio con la verdad es tan rotundo que en ocasiones parece más la parodia de un mentiroso compulsivo que el discurso de un líder conservador.
Pero el estilo, el talante y la estrategia de Javier Arenas no es ni singular ni autónoma sino que obedece al estilo, el talante y la estrategia española del PP. Destruirlo todo sin construir nada hasta llegar al poder. Difamar y desprestigiar toda institución democrática sin proponer ni una sola alternativa. Desplegar una ola de profundo pesimismo social para que ninguna esperanza de progreso quede despierta en la ciudadanía. A diario los medios de propaganda de la derecha extrema que habita dentr o del PP o en sus alrededores, intoxican con estos mensajes permanentemente la vida política.
Pretende hacernos creer la derecha española que los treinta años de régimen autonómico han sido un inmenso error. Con la escusa de criticar la gestión del partido socialista se busca erosionar la confianza de los andaluces y andaluzas en sus propias instituciones de autogobierno. Con el señuelo de denunciar el supuesto despilfarro autonómico se quiere dañar el apoyo social a esa “mano izquierda del Estado” que son la sanidad y la educación pública. Bajo el manto del ·desprestigio de los políticos se deslegitiman todas las instituciones democráticas producto del ejercicio de la soberanía popular (ayuntamientos, parlamento). El PP no teme que “ al tirar el agua sucia se vaya también el niño”, lo desea , lo busca. Es un ejemplo típico de lo que desde hace mucho tiempo se ha llamado “la política de tierra quemada”
Esta política de “tierra quemada”, es cierto que cuenta con dos formidables aliados, tan contranatura como eficaces: el gobierno y el PSOE de Andalucía, por un lado. Y el pesimismo patológico de cierta izquierda pasada de rosca, por otro. La inacción de gobierno de Griñan es tan clamorosa que da continuas oportunidades a Arenas de reconciliarse con la verdad. La corrupción política tiene tantos tentáculos que impide cualquier diferenciación política creíble. Las críticas groseras, la ausencia de alternativas, la repetición de mitos del pasado o la exclusión de horizontes sensatos e ilusionantes, por parte de la “izquierda de la izquierda” realizan el resto del trabajo. Si la alternativa al PP es una extraña coalición entre sinvergüenzas y amargados, no es de extrañar el posible éxito de los conservadores.
¿Por qué practica el PP esta estrategia de “tierra quemada”?.¿Carecen de respuesta y de programa los conservadores y por eso no conciben otra estrategia más positiva?. El Partido Popular sabe que en Andalucía hay una mayoría social y electoral de izquierdas. En el ADN de la cultura andaluza hay valores como la igualdad, el pluralismo o la libertad. Tienen conciencia por tanto de que no ganarán por la superioridad de sus propuestas sino por la destrucción de las propuestas de la izquierda. No aspiran a ilusionar a los electores sino a desilusionarlos. El marketing que despliegan recuerda más a un “programa de deshabituación” que a una campaña comercial al uso. Pero eso no significa que no tengan programa, lo tienen pero es oculto, ahora no toca, ahora toca la “tierra quemada”
Y frenar a «la derecha»… ¿qué es? ¿Perpetuar el régimen clerical-$ociata junto con sus mamporreros de Izqda Undida? Dejémonos ya de FARSAS de las «dos expañas» que ya no convencen ni a las momias de Primo de Rivera o de la Pasionaria, trufadas con un experimento del Dr. Frankenstein
Todos sabemos que NO VIVIMOS EN UNA DEMOCRACIA VERDADERA, sino en un régimen autoritario: un «jefe -«führer»- del estado» de origén francés por encima de la ley, sin rendirle cuentas haga lo que haga; una cesión de soberanía a un estado extranjero totalitario, corrupto y expoliador papista; una nula separación de poderes, fundamental en cualquier ente que se constituya democrático; falta de libertad de prensa, la inmensa mayoría parecen «estómagos agradecidos» a su señorito de turno; partidos políticos que diríase emanados de una pesadilla fascista o estalinista orwelliana; sindicatos «verticales» subvencionados por los mismos poderes que pisotean al obrero, etcétera, etcétera.
A ver esos justificadores o cómplices de la desgracia que nos esclaviza, arruina y aliena como Pueblo. Tenéis que aprender a fingir mejor para parecer que os creéis vuestras propias PATRAÑAS.
Pero de la idiocia mediática en la que nos habéis sumido, de este cenagoso pozo de oscurantismo, de nuestra postergación y miseria surgirá un día renacida nuestra Nación Libre, en una esplendente Primavera, como una incontenible germinación…
http://www.youtube.com/watch?v=so1btADqP40&feature=related
Política de tierra quemada, que tiene sus consecuencias electorales: incredulidad respecto a cualquier mensaje político, alejamiento de la política en general, pesimismo generalizado y resignación ante la «segura victoria de la derecha» : abstención del electorado de izquierdas. Negocio redondo.
Tenemos razón en el diagnostico y habra que hacer algo para reilusionar al votante de izquierdas andaluz. La derecha -tan amplia que acoge a la extrema, a la más reaccionaria drecha andaluza- lo tiene claro: su diagnostico es la catastrofe y tratar de destruir cualquier referencia progresista y de izquierdas a la que pretende contaminar como calamitosa y corrupta.
Qué hacer debería estar claro: reforzar el discurso alternativo de izquierdas, verde y federalista, separando las practicas viciadas de tantos años que al final han derivado en descontrol administrativo de esa parte de la izquierda -legitimamente socialdemocrata en su discurso ideológico, pero vergonzosamnete socioliberal en la practica- que está gobernando y dejando atras cualquier melancolia fundamentalista de un pasado izquierdista que no va a volver.
Reilusionar y unir discursos y gentes en la renovación y profundización de un veraz discurso igualitario, radicalmente democratico, denunciador de las verdaderas causas de la crisis en que estamos inmersos.
Dificil pero necesario.