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Todavía moro o marrano son insultos

entrevista antonio manuel alpujarraEntrevista a Antonio Manuel, autor de «La Huella Morisca» (Fuente: diagonal; rebelión y webislam, entre otras)

Autor:  R.C.Vicent para Diagonal

En el 400 aniversario del decreto de expulsión del pueblo morisco de suelo hispano, la actividad de rescate del olvido para este pueblo vejado se ha incrementado. Junto a la campaña que solicitaba la candidatura de los descendientes de moriscos-andalusíes al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, como iniciativa ciudadana, laica, libre, independiente y plural, se une la edición de libros como La Huella Morisca escrita por el profesor de Derecho Antonio Manuel Rodríguez Ramos.

— ¿Cómo comenzó tu preocupación o inquietud por este colectivo caído en el olvido como son los moriscos?

— Yo nací a una manzana de la morería de mi pueblo, Almodóvar del Río (Córdoba). Nací 500 años después de la revuelta alpujarreña y justo 700 años después de una revuelta mudéjar que vació mi pueblo de musulmanes. Nada de eso aparece en los libros de historia. Tampoco en las guías turísticas. Fue un hecho crucial que determinó para siempre la idiosincrasia del lugar donde nací, y en el que he decidido libremente vivir y morir. Pero no me di cuenta de lo que significaba hasta que aprendí a mirar mis calles, las casas, los patios, las costumbres, las hablas, y a los vecinos y vecinas con los ojos del que ha resistido íntimamente una expropiación identitaria. Entonces me entendí a mí mismo. Y a buena parte de lo males que han asolado la península ibérica desde el último destierro o extrañamiento de los moriscos hispanos. Fue entonces cuando tomé conciencia de que la reivindicación de la memoria histórica no tiene fecha de caducidad desde la última Guerra Civil española, sino que es necesario remontarse más allá para entender sus causas y la maldición de sus consecuencias. La muerte física y mental de los descendientes de moriscos que decidieron permanecer en la península es exactamente la misma que padecieron los rojos durante y después de la última Guerra Civil. Igual que aquéllos, muchos tuvieron que cambiar sus nombres. Los hijos de mi abuelo, sin ir más lejos. Mi abuelo Antonio El Carbonero era anarquista. Y yo. Sé bien lo que digo.

— Y te propusiste escribir un libro para…

— Curar. La huella morisca tiene una finalidad terapéutica y política. Muchos y muchas de los que defendemos causas discriminatorias, somos incapaces de ver otras discriminaciones aceptadas o invisibles. Sin darnos cuenta, la memoria colectiva hispana extranjerizó todo aquello que se escribiera en árabe. Increíble. Y con ello hemos seguido el juego a la tesis aberrante del nacional-catolicismo español que justificó la reconquista de algo que jamás habían perdido. Para muchas personas españolas, todavía moro o marrano son insultos. Y la inmensa mayoría no sólo son incapaces de distinguir los conceptos árabe, musulmán, andalusí, mudéjar, morisco y moro. Lo peor es que los identificamos como extranjeros. Paradójicamente, quizá los llamen así los mismos que luchan contra las perversas leyes de extranjería. Por eso no estamos hablando de una reivindicación histórica de pasado, sino política de presente. Es necesario reconstruir la memoria colectiva de la península ibérica.

— En tu libro argumentas el fracaso de la expulsión de los moriscos ¿En qué te basas?

— La orden de expulsión de los moriscos, es decir, de aquellos descendientes de musulmanes andalusíes conversos al catolicismo, causó dos exilios. Uno exterior, hacia el norte de África, Sicilia, Grecia, y las Américas. Allí, las huellas de Al Andalus se conservan como en formol. Pero la orden de destierro provocó también un exilio interior. Íntimo. Piensa que estamos hablando del pueblo mismo como la principal víctima de la orden. La mayoría de los habitantes de la actual Andalucía, Extremadura, Algarbe, Levante, Aragón y Cataluña, eran descendientes de musulmanes. Se negaron a abandonar su patria. Su tierra. Y emigraron hacia los lugares más inaccesibles del interior y la costa. Otros muchos sufrieron una migración obligada y preventiva para evitar la revuelta alpujarreña, expandiéndose desde la Andalucía bética hasta la comarca maragata leonesa. Todos ellos sufrieron el trauma de la expulsión. Y el trauma de la persecución inquisitorial posterior. La vida les iba en no parecer judíos ni musulmanes. Pero las culturas sobreviven a las personas y no se derogan como las leyes, ni se olvidan de un día para otro. Muchas de las actitudes propias del din islámico se conservaron en la intimidad sin saber su origen. Y se generó a la vez una cultura genuina y auténtica de apariencia exagerada de antisemitismo e islamofobia que dio origen a la cultura más hispana. Desde los olés (Allah) hasta la Semana Santa, pasando por el consumo descomunal de vino y cerdo. El intento de exterminio de la diferencia fracasó porque hizo nacer la cultura de resistencia popular más diferente que existe.

—  Aún así, ¿no vencieron los poderes fácticos al conseguir que un pueblo olvidara hasta lo que quería olvidar?

— Destruyeron la prueba. Los libros. Las piedras. Las personas. Convirtieron los minaretes en campanarios. Las morerías y juderías en los barrios con mayor número de nombres católicos en sus calles. Y expulsaron a la gente. O los quemaron vivos en sus plazas. Les prohibieron vestir como vestían. Hablar en su lengua madre. Y es cierto que olvidamos hasta el punto de creernos una historia oficial absolutamente increíble. Pero las huellas permanecen. Inconscientemente, es cierto. Aún así, durante cinco siglos el pueblo las mantuvo en el alma como quien guarda un tesoro. El peligro de desaparición es actual, producto de la homogeneización globalizadora. Con la misma legitimidad por la que luchamos codo con codo con los movimientos indigenistas en América, tenemos que luchar por evitar la desaparición de un modo concreto de entender la vida y que se halla incrustado en las vetas del alma jornalera del campo y del mar. Libertaria en definitiva. Éste esfuerzo de visualización explica la Candidatura al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia para los descendientes de moriscos-andalusíes. O la iniciativa legal para su equiparación jurídica con los sefardíes o los nacionales de países vinculados históricamente con España. Es una lucha por la diversidad cultural contra los movimientos uniformalizadores que hemos padecido a lo largo de la historia, y que ahora sufre el mayor ataque. Nuestros antepasados supieron conservar esta diversidad inconscientemente. Ahora nos toca a nosotros reivindicarla desde la conciencia.

— ¿Qué tenemos los actuales moradores de Andalucía de moriscos?

— Somos ellos. Somos moriscos. Somos hijos de su cultura que nació para resistir. El flamenco y lo flamenco son la huella más definitiva de nuestra ascendencia morisca y libertaria. Flamenco proviene de dos palabras en árabe dialectal: felah (campesino) y mencub (desahuciado, marginado, excluido, sin nada). Inicialmente, el flamenco era el desterrado y perseguido que decidió quedarse. El morisco. El gitano. El esclavo. El marrano… Y entre todos ellos crearon una manifestación artística tan popular como inasequible, tan auténtica como universal. En ella se condensa el dolor de la pérdida y la alegría de la resistencia. La bipolaridad de la esencia andaluza. Sin lugar a dudas, somos flamencos. Moriscos. Andaluces. Universales.

Cronología

1492. Rendición de Granada, en cuya capitulación se respetaba la religión islámica de sus habitantes.

1501-02. Pragmática del cardenal Cisneros dando a elegir a los musulmanes del reino de Castilla entre el exilio y la conversión: los mudéjares del Medioevo pasaron a ser así pura y simplemente a ser moriscos.

1516. Se les fuerza a abandonar su vestimenta y costumbres, aunque la medida queda en suspenso por espacio de diez años.

1562. Una junta compuesta de eclesiásticos, juristas y miembros del Santo Oficio prohíbe a los granadinos el uso de la lengua árabe

1569-70. Rebelión de las Alpujarras y guerras de Granada. Los moriscos alpujarreños son reasentados y dispersados por tierras de Castilla-La Vieja.

1609: El duque de Lerma firma la expulsión de los moriscos de todos los reinos de España.

2006: Declaración de Chauen, reclamando para andalusíes el mismo trato jurídico que a los sefardíes, recogido por el Parlamento andaluz.

2010: Propuesta de Candidatura al Premio Principe de Asturias de la Concordia para el pueblo morisco.

4 Comentarios

  1. Med. Abdellouahed EL ASRI

    Estimado colega y querido hermano Antonio.
    Acabo de enterarme de la publicación de éste libro que intentare conseguir y leer.
    Hace mas que un ano que estoy intentando organizar el siguiente congreso cuyo argumento es el siguiente.
    Proyecto para la celebración del congreso internacional sobre:
    La expulsión de los moriscos de España, entre la investigación histórica y el diálogo de las civilizaciones.
    Organizan:
    – Laboratorio de investigación y estudios sobre crítica cultural, diálogo de civilizaciones y estudios mediterráneos.
    España no pudo respetar todas las actas de las capitulaciones que habían firmado sus fundadores (los Reyes Católicos) con el Reino Islámico de Granada cuando éste último tuvo que rendirse.
    De hecho, el principio de unificar los distintos territorios, y con ellos la religión, bajo un solo control político, e incluso el intento de imponer la cultura castellana y su lengua, fueron algunas de las razones que impidieron a España cumplir con los juramentos de las capitulaciones, que quedaron finalmente en papel mojado. Este principio fue el que llevó a España a privar por la fuerza a sus súbditos andalusíes tardíos o “moriscos” de los elementos constituyentes de su cultura árabe islámica. Por ende, ante la insistencia de estos en mantener su identidad cultural y sus raíces y en resistirse contra cualquier tipo de asimilación, España procuró entre 1609 y 1914 (y no fue la primera vez) violar sus tierras y expulsarlos de una vez por todas hacia muchos rincones del mundo del siglo XVII. Los moriscos llevarían con ellos su cultura hacia nuevos destinos, siguiendo una evolución diferente y sin precedentes.
    De tal forma, España sufrió el fracaso de la política que siguieron su aparato religioso (la inquisición) y civil, que no pudieron integrar a una minoría dentro de una unidad y un sistema teocrático, e incluso el fracaso en desembarazarse del pasado árabe islámico, que no pudo ni olvidar ni borrar de su historia.
    España no tuvo que esgrimir una serie de justificantes de cariz moral y política para la expulsión colectiva de un grupo de sus propios súbditos. Simplemente consideraba su identidad islámica y su cultura árabe por sí mismas un peligro que la amenaza, sobre todo en lo que respectaba a sus batallas contra los otomanos y las contiendas abiertas para controlar el Mediterráneo.
    En este año se conmemora el cuarto centenario de la expulsión de los moriscos, dentro de un contexto internacional que se caracterizan por el retorno de las religiones a la primera línea del control de los asuntos e intereses del pueblo, así como por el dominio de los conceptos relacionados con el conflicto de las culturas y civilizaciones en lugar del diálogo y la convivencia. A pesar de todos los esfuerzos científicos e institucionales desplegados en esta dirección, seguimos planteándonos la siguiente pregunta: ¿Debemos continuar conmemorando este acontecimiento, o es más adecuado olvidarlo? Todo ello en un momento en que se sigue avivando el recuerdo de lo que les sucedió a los moriscos, cuyas vidas y bienes fueron profanados, lo que trajo como consecuencia gravísimas pérdidas económicas que afectaron tanto a los que sufrieron la profanación y a la expulsión como a los responsables de las mismas.
    Dado que nos parece necesario que la memoria histórica árabe islámica y la hispano-cristiana celebren y conmemoren este acontecimiento, hemos de preguntarnos cómo puede encauzarse esta conmemoración de manera que adquiera la necesaria legitimidad científica, y civilizadora a un tiempo. Y, del mismo modo, cómo se puede analizar la memoria y revisarla desde una óptica crítica a la luz de los resultados de la investigación histórica seria y madura en torno a los moriscos y su legado.
    Lo cierto es que la conmemoración de este acontecimiento en la Facultad de Letras de Tetuán (Marruecos) ayudaría a llamar la atención sobre el hecho de que este asunto, al igual que otros asuntos relacionados con los moriscos, se caracteriza por ser una cuestión de índole cultural, y no racial o étnica.
    Por lo tanto, el tema de los moriscos aún necesita mucho estudio e investigación, sobre todo en el mundo árabe islámico, que carece de producción científica de cantidad y calidad en el ámbito de la moriscología. A pesar de los esfuerzos serios y continuos que han sido desplegados en este sentido por el instituto Temimi Para la Investigación y la Información, lo cierto es que la mayoría de los escasos estudios árabes sobre este tema no han podido o sabido ir más allá de repetir datos archiconocidos y gastados sobre los las tragedia de los moriscos. Esto se explica por una simple razón, y es que enfocan la cuestión partiendo del imaginario relacionado con al Andalus, descrito como el paraíso perdido o deseado. Esta es la razón por la cual estos estudios han sido marginados y soslayados en comparación con otros estudios producidos por investigadores internacionales. Aquellos estudios (nos referimos a los árabes) no han derivado en una producción investigadora notable en este campo, pero sí que han logrado despertar los sentimientos de la nación árabe islámica decepcionada y herida, preparando el terreno para preservar esa supuesta identidad desprovista de carácter histórico.
    Por lo dicho anteriormente, la celebración de este acontecimiento tendrá como objetivo dar un impulso a las investigaciones árabes que tratan de la historia de los moriscos y su rico patrimonio cultural, no sólo conformándose con alcanzar el nivel de la investigación occidental, sino superándola. Por consiguiente, no se debe partir de la historia de los moriscos para motivar cualquier discurso fanático o extremista, religioso, político, nacional o racial fundamentado en el rechazo al Otro, y a quien dentro del ámbito de los pueblos árabes islámicos es o se muestra diferente, sino que debemos aprender de los moriscos y tomarlos como un buen ejemplo, porque ellos, a pesar del sufrimiento y la injusticia cometida contra ellos, y la discriminación que recibían de los cristianos castellanos en su patria España, nunca han rechazado sistemáticamente la cultura cristiana. Eso sí, estaban absolutamente en contra de todas las dogmas de fanatismo mencionadas anteriormente.
    Los moriscos, a pesar de sus intentos de conservar señas y huellas de su identidad cultural árabe islámica, mantuvieron líneas de apertura hacia otras culturas. Ejemplo de ello es que los moriscos, a menudo, se han sentido fascinados por la literatura española y la occidental, que traducían a sus lenguas. Tampoco hay que olvidar que ellos no vacilaban ni dudaban en aportar su grano de arena a esas culturas a través de los valiosos elementos de la cultura árabe islámica.

  2. «La Huella morisca» es uno de los libros que tengo esperando para leer. Terminaré el que tengo ahora y me pondré con ello. El tema es apasionante, sin duda.

  3. andalusí libertario

    ¡Qué «suerte», sólo son insultos…! Porque a este paso, con la complacencia u omisión de cierta «izquierda», que mira para otro lado -y lleva consintiendo décadas- las arbitrariedades, abusos y exacciones a la ciudadanía en forma de tasas ilegítimas a un estado extranjero totalitario (el vaticano), complicidad con sectas destructivas como los opu$ino$ o je$uita$ infiltradas en las más altas instancias del estado, subvenciones, «donaciones» sin fiscalizar, medios de comunicación para su propaganda naZional-catolici$ta, favoritismos confesionales en la educación, etc, etc; lo extraño es que a estas HARTURAS no se haya repetido una segunda edición, ampliada y revisada, por todos conocida:

    http://www.youtube.com/watch?v=Di-AsGKDymE

    Ah, y sin olvidar la HUMILLACIÓN MAXIMA de un estado extranjero a un Pueblo muchas veces milenario en su SIMBOLO MAS UNIVERSAL, junto con la Giralda y la Alhambra:

    http://www.kaosenlared.net/noticia/fundamentalismos-obispo-cordoba-ve-inoportuno-llamar-mezquita-mezquita

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