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Manuela Martínez | Miles de griegos han vuelto a llenar la plaza Syntagma en contra de la austeridad y en apoyo a la postura del Gobierno de Tsipras ante las instituciones Europeas.
La presión sobre Grecia para forzar el acuerdo es tremenda, pero el Gobierno heleno se resiste, y con razón, a aplicar nuevas medidas de austeridad a sus ciudadanos e insiste en que el pacto con los acreedores debe incluir la reestructuración de la deuda y la flexibilización fiscal. A pocos días de vencer el plazo de la segunda prórroga del rescate a Grecia, la falta de liquidez y la fuga de capitales están metiendo aun más presión al Gobierno.
¿Qué puede ocurrir? Cualquier cosa. Hay hipótesis para todos los gustos. La peor de todas, la salida de Grecia de la zona euro y hasta de la Unión Europea.
La Confederación Europea de Sindicatos (CES), en su Comité Ejecutivo celebrado el 17 y 18 de junio, aprobó una declaración de apoyo a Grecia. Una declaración en la que manifiesta la solidaridad del sindicalismo europeo con el pueblo griego, los trabajadores y trabajadoras y los sindicatos griegos; y en la que pide a la Unión Europea una solución para Grecia.
Para la CES es fundamental encontrar una salida a la difícil situación de Grecia y asegurar la estabilidad del euro, porque, de no hacerlo, será toda Europa la que pague las consecuencias.
Una preocupación que comparten algunos analistas que avisan de la incertidumbre y de un potencial efecto contagio que la ruptura de la zona euro podría provocar; cuyas consecuencias se dejarían notar sobre todo en los países más expuestos, como Portugal o España. De Guindos, por el contrario, dice que España no tiene nada que temer.
Aquellos que, como De Guindos, frivolizan con la salida de Grecia de la zona euro, o alientan que Europa abandone a su suerte al país heleno si su Gobierno no asume sin rechistar las recetas de la Troika, deberían poner los pies en el suelo y reconocer los perjuicios que cualquier ruptura en la zona euro puede acarrear a los trabajadores y a los ciudadanos de toda Europa, así como el peligro enorme que esa situación supondría para la estabilidad geopolítica del sureste de Europa.
En relación con este tema, Antonio Costa, líder del Partido Socialista portugués, en una entrevista publicada el domingo en El País, afirma que “Cualquier ruptura en la zona euro es un enorme peligro. Europa vive una amenaza interna con el terrorismo, está rodeada de inestabilidad en su frontera mediterránea y en el Este con la crisis de Ucrania, necesitamos más que nunca una Europa fuerte. No podemos ignorar el papel y la importancia fundamental geoestratégica de Grecia. Sería bueno que los gobiernos europeos tuvieran la misma perspectiva que percibió Obama sobre la gravedad que representaría para Europa y la comunidad atlántica una ruptura con Grecia”.
De ahí que Costa, partidario de poner fin a la austeridad pero sin romper las reglas de juego y de establecer alianzas para defender los intereses de los países del sur de Europa, haya criticado con dureza al Gobierno portugués por su fuerte oposición a las negociaciones de Grecia con Bruselas.
Una oposición casi tan fuerte como la que protagoniza el Gobierno de Rajoy. No hay nada más que ver la cariñosa foto de Merkel y Rajoy que ha recorrido las calles de Berlín, durante la manifestación celebrada este domingo en apoyo a Grecia.
Y mientras, Putin tendiendo la mano a Tsipras para salvar a Grecia si abandona el euro…
Al final, van a ser los sindicalistas europeos los que aporten un poco de racionalidad en todo este asunto.
Por el bien de todos, esperemos que esta vez les hagan caso.
@Manuela_MJ
