Hace 11 años Toni Negri y Michael Hardt publicaron un libro, Imperio (2000), donde sostenían la muerte del imperialismo estadounidense y el nacimiento de otro más difuso: una soberanía global donde confluían varios poderes en liza (estados, instituciones internacionales, poderes financieros, medios de comunicación y ONG, entre otros). Fue discutido, a derecha e izquierda. Esta mañana, en Madrid, Hardt se dio el gustazo de recordar que aquella hipótesis ya no es discutible: «Hoy día, con sus fracasos políticos, económicos y militares, está claro que Estados Unidos es incapaz de manejar el mundo global».
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«No existe una salida neoliberal a la crisis, ni en su forma atenuada keynesiana, ni tampoco hay una salida de tipo soviético», dice Negri
También lo aventurado en su segundo libro en común, Multitud (2004), parece echar raíces en los últimos tiempos. En aquel volumen, se planteaba el nacimiento de nuevos movimientos de resistencia, sin líderes, horizontales, alejados de las jerarquías del partido tradicional. El movimiento Ocupa Wall Street, que prende estos días en EE UU, y los indignados del 15-M, que nacieron en Sol, son ejemplos perfectos. «Aunque desde el exterior parezcan desorganizados e impotentes, hay una potencialidad mayor en sus formas de lucha», señaló Hardt.
Y llega ahora un tercer libro, Commonwealth (Akal), con una tercera hipótesis sobre la que llevan dos días hablando en Madrid. El jueves lo hicieron en el Reina Sofía y esta tarde lo harán en el centro social La Tabacalera. Entre ambas citas incluyeron un encuentro con periodistas, a quienes explicaron que propugnan un tercer modelo -no confundir con la Tercera Vía de Blair- para gestionar la «riqueza social común», ante el «fracaso» de la gestión privada (consideran la socialdemocracia un mero atenuante de este modelo) y de la pública (control del estado). «No existe una salida neoliberal a la crisis, ni en su forma atenuada keynesiana, ni tampoco hay una salida de tipo soviético», planteó Negri, un filósofo italiano que pasó por el exilio y la cárcel tras su activismo político en los años sesenta y setenta.
Toni Negri (Padua, 1933), fundador del movimiento Autonomía Obrera, fue acusado de pertenecer a las Brigadas Rojas y del asesinato del político Aldo Moro. Su encarcelamiento fue documentado por Angela Melitopoulos en la película The Cell. Antonio Negri and the Prison. Si en el pasado sus soflamas fueron radicales, ahora ningún llamamiento se sale del camino pacífico. Aunque Negri tiene claro donde anida el verdadero mal: «La verdadera violencia es la que cometen las entidades financieras contra los ciudadanos y que está legitimada por el poder político. ¿Qué violencia habría que enfrentar a esta violencia? ¿Una guerra? Este plano no nos interesa. El problema es cómo romper la legitimidad del poder financiero».
Michael Hardt (Washington, 1960), catedrático de literatura en Carolina del Norte, fue discípulo de Negri antes de comenzar a reflexionar y escribir al alimón sobre los procesos de globalización capitalista. «No tenemos fórmulas para solucionar la crisis. Los movimientos como el 15-M son débiles pero hacen algo. No se puede anticipar una revolución o una nueva constitución social, lo único que podemos es organizarnos para el evento por si llega», planteó.