En Andalucía hemos asistido a final del mes de abril, en cuestión de horas y sin previo aviso a la ciudadanía (más bien, todo lo contrario: siempre se dijo que Córdoba era la única preocupación), al tránsito (de la noche a la mañana, literalmente) desde la titularidad de la Alcaldía de Córdoba en nombre de IU, a la titularidad de la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, en manos de PSOE.
Como ciudadano siento un intenso rechazo hacia este tipo de cambios repentinos de nuestros representantes políticos, a este tipo de dimisiones/abandonos “express”. Cambios repentinos que se han producido no para iniciar un proceso de reflexión y/o cambio, sino para aterrizar directamente en otro cargo político del más alto nivel. Creo que los andaluces merecemos algo más de respeto.
Y además, este hecho político se ha sumado (o es consecuencia, o forma parte de un mismo esquema de decisión) a la dimisión o fuga a Madrid, también “express”, del anterior Presidente de la Junta de Andalucía, también sin previo aviso y habiendo transcurrido menos de un año desde su elección popular. Y su sustitución, otra vez, se ha desarrollado sin consulta directa al pueblo andaluz.
Creo que es más necesaria que nunca la regeneración democrática en Andalucía. Se imponen nuevas formas de participación política, más respeto a la ciudadanía, y más diversidad política, como ocurre en Galicia, Cataluña o Euskadi. En nuestra tierra vendría muy bien un cuarto pilar en el esquema político, con autonomía de decisión, una opción político-social que pensara específicamente en las aspiraciones sociales, económicas, culturales y medioambientales de Andalucía. Soy de los ciudadanos que piensa que es necesario que surja algo nuevo y específico desde la tierra andaluza, con clara vocación medioambiental, y con el objetivo de trabajar por el progreso social y económico equilibrado de Andalucía, con una apuesta por la democracia profunda, no sólo representativa. Ese nuevo espacio de participación política tendría que aunar lo verde andaluz y lo verde ecologista (el doble verde), con la perspectiva de construir una sociedad más democrática, menos partidaria, y más ciudadana.