Francisco Garrido. Desde hace al menos varios lustros, Llamazares se está marchando de la política. En cada legislatura anuncia que no repetirá pero luego repite y continúa, continúa, continúa. Ahora, como un Don Pelayo menor, se ha hecho fuerte en Asturias y no pierde ocasión para intentar de nuevo la reconquista de una IU pequeñita, modesta y doméstica que haga el papel de crítico constructivo del PSOE. Ya lo pasó mal el hombre cuando se le ocurrió exigir por carta su derecho a tener un muñeco en los guiñoles de Canal Plus. Era la primera vez que un líder político reclamaba su derecho a ser ridiculizado públicamente. No mucho mejor lo debió pasar cuando la CIA difundidó su foto como si de Bin Laden se tratara. En fin, entre los guiñoles y Bin Laden no le han dejado ser precisamente un líder carismático pero por él no ha quedado, porque insistente no se le puede negar que sí que ha sido. Durante muchos años, el PSOE y PRISA lo han puesto como ejemplo del “buen izquierdista”, ese que todo secretario general del PSOE desearía tener a su izquierda. Y no los Anguita, Rejón y, no digamos, los Pablo Iglesias o las Teresa Rodríguez.
Fue aupado a la coordinación general de IU con el apoyo de los críticos alternativos de Andalucía. Concha Caballero fue quién defendió su candidatura en la Asamblea Federal. Recién nombrado se olvidó de ellos y de ellas y pactó con aquellos que estaban laminando lo mejor de IUCA y que se habían opuesto a su propia candidatura. Con la fuerza de los críticos venció al aparato y con la fuerza del aparato abandonó a los críticos. Algo parecido a lo que ha hecho con Izquierda Abierta, abandonándola a su suerte, cuando ya no le era útil o incluso le estorbaba. Las mezquindades personales no serían relevantes sino fuera por lo que de intereses, tan personales como mezquinos, contienen. Y es en esa clave en la que hay que entender las declaraciones contra de Podemos y su salidas de tono últimas buscado moverle la silla a Alberto Garzón y obstaculizar, como quieren PRISA y el PSOE, cualquier posible integración o acuerdo de IU en o con Podemos.
La mezquindades personales no serían relevantes sino fuera por lo que de representativo tienen de la cultura política de la izquierda, donde lo prioritario es la continuidad en la pomada, las luchas internas y un miedo atroz a desafiar a los poderes que mandan en este país desde hace muchos años. Y lo peor es que los Pedro Sánchez o las Susana Díaz se han criado en esa escuela, son los “niños de las sede“, todos tienen al menos hecho una FPII de arribismo. Podemos, las mareas, las convergencias, los Compromis y la misma IU, deberían tomar “buena nota” de estas biografías políticas de las que hemos hablado. porque todos estamos hecho del mismo barro que decía Lenin, para no volver a repetirlas nunca más, El comienzo de la corrupción es la conversión de la política en una profesión para toda la vida. El brillante y corajudo parlamentario asturiano que era el joven médico LLamazares ha devenido en lo que aquí les cuento: un funcionario de la intriga táctica y de las conspiraciones menores . Y lo peor, en el caso personal de Gaspar, es que no tenía necesidad, con lo bonita y apasionante que es la medicina.