José Gabiño
El Estado de las Autonomías fue pensado e impulsado para el encaje de las llamadas nacionalidades históricas como una descentralización controlada desde el centro donde no se incluyó a Andalucía, que rompió con el 4D y el 28F lo establecido por las élites políticas. Desde el fallido y no fallido políticamente 23F el proceso de descentralización desbordado en Andalucía, se recompone con el acuerdo de las derechas y el PSOE.
Este encauzamiento y recentralización tiene importantes consecuencias políticas, sociales y culturales en Andalucía, con la hegemonía del PSOE durante décadas y la confusión interesada entre modernización y transformación social, que corre paralelo a la irrelevancia del Andalucismo y de la izquierda andaluza, grandes impulsores de la dinamización y de la simbiosis en las clases populares de democracia, autonomía y justicia social.
Sirvan estas notas como introducción para situar en clave interna de Podemos la tan cacareada y repetida plurinacionalidad que para la dirección estatal solo es aplicable a las llamadas nacionalidades históricas con fuerte presencia y respaldo electoral de los partidos nacionalistas, estando en lo concreto Andalucía, más allá de las palabritas finas, ausente.
Frente a este posicionamiento político centralista asimétrico, solo se visualiza en Andalucía una opción confederal de “construir un sujeto propio andaluz” de la dirección andaluza de Podemos, que no cuestiona el funcionamiento centralista de la dirección estatal, es más, “…ve “lógico” que los procesos asamblearios comiencen en el plano estatal para continuar a nivel regional y, seguidamente, provincial o local…” (T, Rodríguez, Europa Press). Su cuestionamiento tiene más que ver con diferencias en el plano de la estrategia política: relación con el PSOE, Gobierno de coalición…, que por el centralismo.
Una alternativa federal, que no confederal, sería un camino diametralmente opuesto: funcionaria de abajo arriba, de las periferias al centro, en un proceso basado en la negociación y el acuerdo, una dinámica de soberanías compartidas con lealtad y respeto a los acuerdos que se decidan entre todas/os a nivel estatal, abandonando de una vez por todas, la unilateralidad en los posicionamientos políticos. El federalismo puede ser un marco de convivencia democrático, donde es posible la unidad en la pluralidad y en la diversidad.