No es sólo una crisis financiera. Es una crisis multifuncional que pivota sobre la inviabilidad del crecimiento permanente de la producción. Sobre este crecimiento se ha sustentado el encubrimiento de las desigualdades, la destrucción de la diversidad cultural y la propia construcción del actual modelo de democracia. Como acaba de publicar Cristovam Buarque “Se ha terminado el maridaje que hace siglos permitió a Europa unir la democracia política con el crecimiento económico y la justicia social. El crecimiento económico encuentra barreras de signo ecológico para su desarrollo y ha dejado de generar empleo, sobre todo para los jóvenes; el Estado de bienestar se ve estrangulado a causa de las limitaciones fiscales, que impiden la ampliación de los servicios públicos a los jóvenes de hoy” (La primavera y el otoño. El País 08/06/2011)
Desde esta óptica adquiere una extraordinaria significación informes de coyuntura en la que se agrega información aunque no se conectan sus causas. Por ejemplo, el Banco Mundial, que divulgó ayer su informe actualizado «Perspectivas Económicas Globales», constata cuatro tendencias:
a) El Banco Mundial confirma la ralentización de la economía global crecimiento a escala global, que este año rondará el 3,2%, seis décimas menos que en 2010.
b) En segundo lugar constata la dualización del comportamiento económico en función del grado de desarrollo económico:
1. Los países más atrasados que durante la crisis se convirtieron en el motor del mundo están a punto de tocar techo, lo que provocará que el ritmo de expansión de este grupo de economías se desacelere más de un punto, del 7,3% del año pasado al 6,3% entre 2011 y 2013. Al mismo tiempo la inflación en los países de baja renta casi se duplicó desde el fin de la recesión global, hasta el 7%.
2. Los países de ingresos altos se situarán en un distante segundo lugar con un crecimiento previsto del 2,2% en 2011 y del 2,7% y 2,6%, respectivamente, para el 2012 y 2013. La cifra para el 2011 es dos décimas inferior a la divulgada en enero, mientras que la del 2012 es idéntica a la publicada entonces. En las economías ricas, el «nubarrón» está en los altos niveles de desempleo y la degradación fiscal. Y apunta que «la incertidumbre persiste» en la zona euro, a pesar de los «pasos sustanciales dados para reducir el déficit» en algunos países y de los «múltiples planes de rescate financiero». Para la zona euro el Banco Mundial prevé que crezca un 1,7 % este año, un 1,8 % en 2012 y un 1,9 % en 2013. En los industrializados, también sube la inflación y ronda el 2,8%.
c) El precio del petróleo y de los alimentos están experimentando “un repunte adicional en los ya elevados precios del petróleo y un mayor encarecimiento de los alimentos podrían truncar el ritmo de crecimiento actual”. El informe menciona, al mismo tiempo, que las condiciones en los mercados globales de alimentos podrían tener «serias consecuencias» para los segmentos más pobres de la población en los países en desarrollo. En ese sentido, el economista jefe del Banco Mundial, Justin Yifu Lin, señaló en rueda de prensa que ralentización puede ser «mucho más severa» .
d) Conforme vaya madurando el ciclo y se retiren los estímulos movilizados para prevenir el colapso financiero, el Banco Mundial anticipa subidas en los tipos a corto y medio plazo. Eso, apuntan los relatores, podría poner en evidencia puntos de vulnerabilidad ocultos por la disponibilidad de dinero barato, lo que podría tener consecuencias para la economía y alerta del riesgo de una desestabilización en los movimientos de capital cuando suban los tipos.
Es decir, la crisis multifuncional del sistema se encuentra en un bucle que provoca que la generación de demanda mediante la creación artificial de agregados monetarios desvinculados del valor de la producción real y de la tradicional creación de dinero por parte de los estados provoque burbujas financieras que afectan a empresas financieras y no financieras. Por la dimensión de estas empresas los estados tienen que acudir en su rescate endeudándose y acrecentando su dependencia de los mercados financieros que han sido los que, a su vez, han provocado las burbujas.
La recuperación económica está produciendo dos fenómenos: por un lado el agravamiento de la crisis ambiental en su faceta más visible: la escasez de materias primas (por el lado de los input) pero también en su vertiente mas difusa desde el punto de vista económica: el cambio climático (por el lado de los output) y un crecimiento desigual en función del grado de explotación del factor trabajo y de los recursos naturales. De esta forma los límites ambientales a la producción provocan dinámicas de creación artificial de demanda y cuando la economía tiende a recuperarse de sus burbujas vuelve a provocar un agravamiento de los límites ambientales. En este círculo vicioso se deterioran el papel de los estados y de la propia democracia, provocando mutaciones sociales, mayor desigualdad y crisis políticas mientras que se avivan los signos del desequilibrio económico en forma de inflación de oferta y volatilidad de los movimientos de capital.