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Una obra de arte llamada Podemos

PODEMOS

Creo que el hecho de que un grupo de jóvenes académicos, algunos en paro o en el precariado como el mismo Iglesias, con una televisión de juguete; consigan diseñar una estrategia política que en dos años, y con todo el mundo en contra, aproveche los requisitos y contradicciones del sistema y logre poner boca abajo al régimen político de la transición, eso,  sólo tienen un nombre: obra de arte.

Podemos ha conseguido, junto con el 15M, la mayor perfomance política de la historia europea. Pero no sólo ha logrado eso, sino que de rebote han forzado a que todos los demás actores políticos e institucionales tengan que cambiar también. El congreso que ha nacido del 20D será el que tenga más mujeres, más jóvenes y más pluralidad política y diversidad nacional de la democracia.

En el colmo de la virtud estratégica (o efecto carambola intencional) aquel grupo de la Complutense que destilaban olores y sudores del foro madrileño por los cuatro costados, han puesto en marcha el sujeto político más plurinacional que ha conocido la democracia española. Por vez primera una fuerza política que compite por la mayoría, coloca el derecho a decidir en el centro del debate político, y por vez primera una fuera política que casi gana en Madrid, gana en Cataluña y el País Vasco.

Como efecto colateral de su deslumbrante estrategia se ha convertido en la única fuerza política capaz de elaborar una propuesta de “sugestiva de vida en común” para España, tal como se decía antes. Podemos garantía de la continuidad de la marca España, ¿quién lo iba a decir? Mientras, el PP cada día da más motivos para abandonar el barco y el PSOE da más motivos para desconfiar en él pues consigue la cuadratura del círculo; quedar como fuerza marginal en Cataluña oponiéndose al derecho a decidir y terminar también como fuerza marginal en Madrid con esa misma bandera. La hipótesis Podemos pasa pues, con más fuerza que nunca, el tercer test de verificación. El tren de Finlandia sigue su curso, el objetivo se acerca y la dificultad crece. Pero como dijo el otro día Gabilondo: “¡Gracias chicos¡ ¡Muchas gracias¡ seguimos.