He visto con sorpresa cómo a las elecciones a rector de la Universidad de Granada solo se ha presentado la candidatura del actual Lodeiro. Son cada cuatro años, con límite de mandato de ocho.
Al parecer un acuerdo no escrito, pero a lo que se ve sagrado, una vez elegido un rector, éste permanecerá en el cargo ocho años. Haga lo que haga no tendrá rival. Aunque legalmente las elecciones hayan de celebrarse cada cuatro, nadie se cuestionará en la comunidad universitaria la gestión rectorial, los focos donde ha fijado la atención, las políticas de personal, los fracasos cantados como el de la Universiada, el incumplimiento de aquel programa con el que se presentó que hablaba mucho de sotenibilidad, de liderazgo institucional para afrontar los grandes problemas que sufre la ciudad. Por no hablar de su apego a las políticas expansivas del ladrillo, fracasadas todas en virtud de la crisis del sector y de los fuertes déficit públicos. Un rector que tiene la virtud de saber con quién tiene que codearse.
Esto convierte el proceso electoral intermedio en un paripé. Ocurre en la sacrosanta universidad que se supone ostentadora de las esencias del saber y el conocimiento. Universidad que en un tiempo fue adalid y vanguardia en defensa de la democracia y los derechos civiles. Aquellos los de entonces, que aún se autodenominan de izquierdas ya no deben ser los mismos, descrubrieron el poder y sus resortes. Y a veces cierran exposiciones programadas.
De memoria. De un cuerpo electoral de aproximadamente 70.000 votantes, solo votó el 7%. Apenas 5.000. De esos 5.000 votos unos 2.000 fueron blancos o nulos. El rector Lodeiró ganó por mayoría absoluta frente a la nulidad y con 65.000 abstenciones. Toma ya legitimidad democrática.
Además cuatro de los cinco sindicatos representados en el comité de empresa decidieron apoyar al unicandidato, solo el SAT no se pronunció entendiendo que no es su función tomar partido. Sobran los comentarios.
Además la organización de estas eleciones fantasma habrá costado una pasta en tiempos en los que todo el mundo predica, incluido Lodeiro, la austeridad.
¿Qué puedo decir más? parece que eso de la democracia no tiene mucho calado en el ámbito universitario. A los hechos me remito. Tal vez es que ahí también podamos hablar de democracia irreal.
* En la foto el rector Lodeiro con Emilio Botín, en tiempos del debate sobre el Plan Bolonia. La pose de ambos deja a cada cual en su sitio.
La Universidad es una rama del Cuerpo Social. Si la sociedad degenera hacia una deriva totalitaria sin precedentes (por el control de los media), no podemos esperar que si la raíz y el tronco se van pudriendo, las ramas no vayan a estar enfermas.
¿Qué podríamos decir de la Universidad de Córdoba, cuyo banco durante décadas se llama cajasur (el del vaticano y los pelotazos)? ¿Y de la de Sevilla, con un rector cómplice de la entrada de fuerzas represivas en el Campus -antaño inviolable- durante la última Huelga General? ¿Y de la de Almería, cuyo rector ha sido denunciado por prevaricación por uno de los profesores, el erudito Jorge Lirola? Etc, etcétera.
Creo que podríamos decir, parafraseando la vieja sátira:
ANDALUCÍA, COMUNIDAD BRAVIA, QUE ENTRE ANTIGUAS Y MODERNAS, TIENE MAS DE CIEN MIL TABERNAS Y UN PUÑADITO DE LIBRERIAS…