Francisco Garrido.Sostener que las denuncias de una persona que esta en una situación estructural de desigualdad por motivos de género, etnia, edad, o social, nunca pueden ser falsa, o que gozan de una fuerte presunción de veracidad, supone desmontar todos los supuesto igualitaritas sobre los que se asienta los movimientos que le dan justo amparo . Pues esto implicaría que los obreros y obreras, las mujeres, los emigrantes no podrían tener la posibilidad de actuar mal, de mentir , es decir que no son ni potencialmente libres , que no son humanos. Recuerden lo que decía Espinosa cuando defina a la libertad » como la potencia constitutiva de la transgresión» o lo que escribió Amelia Varcarcel sobre el derecho al mal.
En nuestra economía emocional de consumo del victimismo se presupone que las victimas tienen razón por el hecho de ser victimas y no que tienen derecho a no ser victimas. Posiblemente se les otorga la razón para despojarla de cualquier derecho, sino del derecho a ser victima ( que no es un derecho). Es como creer que los enfermos de gonorrea tienen el derecho de ser enfermos de gonorrea y no el derecho a ser curados de la gonorrea. Antes se decía mucho aquello de “darle la razón como a los locos”, se les reconocía lo que no tenían (razón) para quitarles lo que necesitaban (razón).
Esta robotización de la bondad que se encarna en las víctimas , que siempre tienen razón, es un eslabón más en la esterilización política de los conflictos y las desigualdades sociales. Las mayorías prescindibles que sobran con los procesos de robotización son a su ves robotizadas. La cultura delas vcitimas y la teoría del derecho del enemigo coinciden en un punto ontológico clave: la naturaleza de no persona, homo saccer, de las víctimas y del enemigo (terrorista). Lo más parecido a un robot inteligente que hasta ahora conocíamos son los ángeles, inteligencias separadas que no pueden dejar de ser lo que son, y se repite de nuevo la dualidad; ángel bueno (víctima) y ángel negro (enemigo). Así se explica que los mismos medios que construyen la figura del refugiado sirio víctima sean los que elaboran la figura del refugiado terrorista.
El edificio de la nueva barbarie biopolítica, como el del fascismo del siglo XX, se está construyendo con los ladrillos dispersos y dañados del derribo de la izquierda. ¿No fueron acaso los nazis los que hablaban de socialismo nacional y lucían banderas rojas? No nos dejemos engañar por que nos resulten familiares esos muros, no son los nuestros Esta practica política preside ya un desgarro biopolítico crucial entre la elite y los prescindibles ( la inmensas mayorías). Por eso en la figura de las víctimas y del terrorista se quiere soldar una brecha que es consustancial a la humanidad: la brecha permanentemente abierta entre los imperativos categóricos (el deber ser ) y los imperativos hipotéticos (el hacer). Si se cierra esta herida ( libertad) por donde respira nuestra humanidad, es que abra llegado el momento anunciado por Kafka , y que el antiguo fascismo ni vislumbro, de que el guardián cierre definitivamente las puertas de la ley.