Manuel González de Molina
La entrega que hoy publica El País de los papeles de Wikileaks muestra la la firme alianza que existió, y aún existe, entre el Secretario de Estado, Josep Puxeu, y la Embajada de los EEUU en la defensa de los transgénicos. Su lectura me sugiere varios comentarios:
1. La posición de EEUU en este asunto supera con mucho el debate académico y científico. Que aparezca como una de las principales preocupaciones de la embajada muestra que el cultivo de OGM’s es una cuestión de Estado y, como suele ocurrir con muchas otras cuestiones aparentemente políticas, resulta ser una cuestión esencialmente comercial. Pone de manifiesto a las claras la pretensión norteamericana de mantener su supremacía tecnológica y la subsiguiente dependencia que ello acarrea. Para ello ponen a su servicio todas sus embajadas y toda su capacidad de presión diplomática.
2. La postura de la embajada de EEUU no hace sino reafirmarnos en que hemos elegido el bando adecuado. Reafirma además la importancia que tiene la lucha desarrollada por todas las organizaciones sociales (entre ellas SEAE) por una agricultura libre de OGM’s. Lo que ocurra en España será muy importante para la postura que finalmente adopte Europa. Especialmente importante será para el futuro de la agricultura Ecológica, amenazada por la proliferación de los cultivos transgénicos. El movimiento antitransgénicos no es sólo una cuestión de responsabilidad ambiental, sino también una lucha por la democracia, por un modelo de desarrollo agrario más autónomo y socialmente más justo.
3. La posición de Puxeu, todo un Secretario de Estado, es cuando menos sospechosa. ¿A qué y ante quién responde su cerrada defensa de los transgénicos? ¿Sólo por la razón de Estado y el convencimiento de la importancia estratégica en el desarrollo de este tipo de biotecnología? ¿Es esta la otra economía sostenible que predica el gobierno de Zapatero? Su connivencia con la Embajada norteamericana es escandalosa y muestra que su posición nada tiene de independencia de criterio que se requiere en un funcionario público, comprometiendo los intereses de su país y de la EU.
4. Su confirmación como Secretario de Estado, y la de todo su equipo, indica que la nueva Ministra, lejos de aparecer, como pretendían algunos, como el flanco ecologista y de izquierdas del recién remodelado gobierno Zapatero, es más de los mismo. Si cabía duda, esta señora ya comentó en una reciente entrevista lo orgullosa que estaba de comer transgénicos. La importante es ser ministra, da igual que para ello haya que cambiar de postura….
5. El contenido de los cables publicado por Wikileaks explica muchas cosas hasta ahora inexplicables: por ejemplo, por qué no se aprobó el llamado Decreto de Coexistencia entre producción convencional, ecológica y transgénica. La no regulación está suponiendo la liberalización de facto sin garantías. Ésta situación es la ideal para la industria de las semillas trasngénicas, cuyo cultivo prolifera sin control. España es el primer productor de la UE de maíz transgénico cuya superficie no ha dejado de crecer. Explica también el escaso interés que el Ministerio ha tenido en promocionar efectivamente la agricultura ecológica, vista como un obstáculo, por su incompatibilidad, con la expansión de la agricultura transgénica. Explica su poca disponibilidad para discutir un nuevo plan de fomento de la agricultura ecológica que sustituye al vigente y dotarlo con algo, no decimos siquiera mucho, de dinero. Explica, en definitiva, por qué, pese a ser el primer país de la UE en producción ecológica, se esté dejando morir al sector.
6. La postura pasiva de la Junta de Andalucía, que ha renunciado a ejercer sus competencias agrícolas exclusivas no puede interpretarse más que como un acuerdo tácito con la postura del Secretario de Estado. Especialmente grave es esta postura, no sólo por que invalida la aparente apuesta que hace la Consejería de Agricultura por una agricultura de calidad y competitiva en los mercados europeos, sino porque significa el abandono de la apuesta que en la legislatura anterior se hizo por la agricultura sostenible y que llevó a nuestra comunidad autónoma la cabeza de la producción ecológica en España y Europa.
7. Los papeles muestran, en fin, la importancia que este tema tiene para la sostenibilidad no sólo ambiental sino también la viabilidad futura de nuestra agricultura. La oposición a los transgénicos es hoy la primera línea de la lucha por la sostenibilidad del mundo agrario, tanto porque significa la posibilidad de practicar un modelo de agricultura más sustentable, que la proliferación de transgénicos hará imposible, como porque permitirá romper la dependencia que los agricultores mantienen de los insumos externos y de las casas comerciales que los fabrican, deprimiendo con grandes gastos la renta agraria, su principal medio de vida.
Este cable me parece de lo más clarificador de lo que Wikileaks está mostrando al mundo: la puesta al servicio de los intereses económicos y empresariales más descarnados del aparato diplomático, político y militar más potente del mundo… Y el seguidismo (cuando no ánimo y entusiasmo) de gobiernos como el español.
A lo magníficamente expuesto por Manuel González de Molina, un par de aportaciones.
Primero, la verdad de la economía de mercado. Muchas críticas desde el fundamentalismo de mercado a las «subvenciones» y «primas» que reciben, por ejemplo, las energías renovables o la producción ecológica. Pero ahí hay luz y taquígrafos. Lo que no tiene precio es que el servicio diplomático de USA esté apoyando a empresas como Monsanto, o a ciertas petroleras, o a la industria armamentística… ¿Eso no «distorsiona» el mercado, amigos liberales?
Segundo, ya sabemos que Sarkozy no «regala» las sillas del G20. Las vende. Y el gobierno español, las compra.