Este gobierno, con su presidente a la cabeza a optado por una huida hacia adelante mintiéndonos de cabeza en una guerra en Libia. Ya sabemos que huir hacia delante siempre es una decisión a la desesperada, y eso, precisamente es lo que nunca deben hacer los gobernantes, entre otras cosas, porque con su decisión comprometen no solo a los miembros del gabinete, sino además, a todo el país.
Si, ya sabemos cual es el motivo: hacer cumplir la resolución de la Naciones Unidas, para impedir que el ejército del dictador no masacre a los ciudadanos que legítimamente se han sublevado en su contra. Eso, es lo que contiene la resolución 1973 de la ONU, y no los ataques a puentes y objetivos militares del ejército de un país soberano, como a sucedido a las pocas horas de iniciarse la acción militar de la coalición internacional. Pero ¿cuál es nuestra realidad? este país se puede permitir en estos momentos el inmenso costo económico que puede suponer una guerra, con la gravísima crisis que estamos atravesando, con la elevadísima tasa de paro que tenemos, nos podemos permitir los centenares de millones de euros que cuesta poner en marcha la maquinaria militar, y asumir la perdidas humanas que ello puede conllevar ¿nos lo podemos permitir? Naturalmente que no.
Si se trata de salvar a un pueblo de las tropelías de su dictador tendríamos que declárales la guerra al menos a medias docenas de países en el mundo, o es que los pueblos son diferentes si en sus países hay petróleo o no. El señor Presidente, no ha considerado apostar en este conflicto por la neutralidad como han hecho países tan importantes como Alemania, Brasil, China, India y Rusia, que se abstuvieron en la votación de la resolución. Sus muchísimos asesores no le han dicho que ser neutral es la actitud mas diplomática e inteligente en cualquier situación de conflicto; nadie le ha comentado que meterse de lleno en una guerra puede traer consecuencias catrastofícas a la población.
La evolución política del Sr. Zapatero no es creíble, no se puede pasar de ser un defensor a ultranza de pacifismo, a ser el Capitán Trueno de los países oprimidos. Comenzó su gestión sacándonos de una guerra, y ha terminado como los malos políticos, metiéndonos en otra para salvar su mala situación en la política interior. Si no fuera por la gravedad del hecho, parecería una broma.
Pepe Cesto Oliva