Cuando sindicalistas del SAT forcejearon con una empleada de Mercadona en un acto de protesta contra la miseria, los tertulianos y PP y PSOE dijeron que la violencia era inaceptable y criminalizaron como violentos a Gordillo y a Cañamero por llevarse algunos carritos de la compra sin usar la tarjeta de crédito. Si los vecinos del barrio burgalés de Gamonal se movilizan contra la especulación urbana, los periódicos publican rotundos editoriales contra la inaceptable violencia de los vecinos (algún contenedor quemado). Nadie se pregunta sobre las causas y fines de estas protesta, todo queda ocultado por la ilegitimidad de los medios.
Ahora bien, si la OTAN, o algunos de los socios de gallito fácil, deciden lanzar unas cuantas miles de bombas sobre un territorio, mayormente musulmán para no perder la costumbre; veremos a los tertulianos conservadores ponerse las pinturas de guerra y hacer fervorosos llamamientos al combate y a favor del uso de la “fuerza sin piedad”, como ha dicho ese Napoleón de pabellón psiquiátrico en que se ha convertido el otrora insulso de Hollande. Conclusión: robar un carrito de Mercadona es un acto violento pero bombardear Siria es un acto de intervención humanitaria.
A la clásica pregunta moral sobre si “el fin justifica a los medios”, el pensamiento dominante actual respondería como Jarabe de Palo : “Depende”. ¿Y de que depende? De que medios y de que fines favorecen o no los intereses dominantes. Muchos piensan honestamente desde la izquierda, que ese cinismo inmoral de la derecha le da carta blanca a la inmoralidad de la izquierda. Son los que cantan en el mismo coro de la derecha, los salmos contra el “buenismo”.
Yo pienso lo contrario; soy buenista y estoy convencido que la inmoralidad de la derecha que le permite sin rubor alguno la valoración oportunista de los medios y de los fines en virtud de los intereses; será su tumba, Y que la consistencia ética de la izquierda es su arma más poderosa, un arma de destrucción masiva de mentiras. Que le vamos a hacer soy buenista, lo confieso. Y soy buenita porque soy materialista y toda la evidencia empírica que poseemos avala tal convicción.